Curso de autoestima 351

Curso de autoestima 351

Autoestima 351. Conexión superior – Curso de autoestima – Podcast en iVoox

351. Conexión Superior

«Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano»

Por Isaac Newton

Encuentra al Creador en tu interior

Para que este verbo, o palabra, se haga carne, y para que no se convierta sólo en sonido, sino en la realidad física de tu mundo, debes prestar atención a la parte física de tu ser. Tu comunión con Dios, tu reunión con el creador interior, comien­za con el conocimiento, la comprensión, la honra y el buen uso de tu cuerpo físico como vehículo cuyo propósito es servirte.

Para lograrlo, primero debes comprender que tú no eres tu cuerpo fí­sico. Tú eres el que lo controla, el que vive con él y el que actúa en el mundo físico por medio de él, pero no el cuerpo en sí.

Si crees que tú eres tu cuerpo, experimentarás la Vida como una ex­presión de tu cuerpo. Cuando comprendas que tú eres tu alma, experi­mentarás la Vida como una expresión del alma. Cuando reconozcas que tu alma y Dios son uno solo, experimentarás la Vida como una expre­sión del Espíritu Único.                                                                    

Eso lo cambiará todo.

    Para conocer tu cuerpo, para comprenderlo y experimentarlo en toda su magnificencia, trata de dar calidad a tu permanencia en él. Ámalo, cuídalo y escúchalo: él te dirá la verdad. Recuerda: la verdad es lo que es ahora, y esto es algo que todo cuerpo sabe. Por tanto, escucha lo que tu cuerpo te diga. Recuerda cómo escu­char. Mira lo que tu cuerpo te está mostrando. Recuerda cómo mirar.

No observes sólo el lenguaje corporal de otras personas: observa el tuyo propio.

La salud es la declaración del acuerdo que existe entre tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. Cuando no estés sano, observa qué parte de tu cuer­po está en desacuerdo. Quizá sea un momento en que debas dejar que tu cuerpo descanse, pero tu mente no sepa cómo hacerlo. Tal vez estés concentrado en pensamientos negativos y de ira, o estés preocupado por el mañana.

Tu cuerpo te revelará la verdad. Sólo obsérvalo. Presta atención a lo que te muestra y escucha lo que te dice. Honra a tu cuerpo. Mantenlo en buena condición. Es una herra­mienta magnífica, un instrumento extraordinario. Lo puedes someter a abusos indecibles y aun así continuará sirviéndote lo mejor que pueda. Pero, ¿por qué reducir su eficacia? ¿Por qué abusar de su sistema?

Así como te señalé que medites todos días para que silencies la mente y experimentes la unión con lo superior, ahora te digo que debes hacer ejerci­cio todos los días.

El ejercicio es la meditación del cuerpo.

 El cuerpo también te ayuda a sentir la Unión con la Vida. Nunca te sentirás más vivo ni formarás más parte de la vida que cuando hagas ejercicio. El movimiento del cuerpo te elevará de manera natural. A esta sensación de elevación se le ha dado el término adecuado. En efecto, cuando te conectas con el Creador, ¡te elevas! Cuando tu cuer­po está sano y en sintonía con la Vida estás conectado con el Creador.

¡Te encuentras en un lugar muy elevado! Tu cuerpo no es más que un sistema energético. La energía de la Vi­da recorre tu cuerpo. Puedes encauzada. Puedes controlada.      Esta energía tiene muchos nombres. Algunos la llaman chi; en algu­nos idiomas se conoce como ki; y otros más. Todos son lo mismo. Cuando recuerdes cómo sentir la sutileza y el poder de esta energía, también podrás recordar cómo controlada y cómo dirigida. Hay Maestros que te pueden ayudar a logrado. Pertenecen a diversas disciplinas, culturas y tradiciones.

También puedes hacerlo por tu propia cuenta, recurriendo solamen­te a tu determinación interior. Sin embargo, si buscas la guía de un Maestro, un profesor o un gurú, es importante que sepas reconocerlo. Puedes identificar a un Maestro por la manera en que te enseña a en­trar en contacto con Dios, por la manera en la que te enseña a unirte con el Creador.

– Si vocifera, te grita, te exhorta y te invita a que encuentres a Dios en el exterior, según su verdad, su libro, su manera y su lugar, entonces ten cuidado. Ten cuidado y recuerda que se trata de una ilusión.

. Si te invita calladamente a que encuentres a Dios en tu interior, te in­dica que tú y él son Uno y que no necesitas de su verdad, su libro, su manera o su lugar, entonces habrás encontrado a un Maestro, aunque su única función haya sido la de conducirte a tu Maestro interior.

No importa cómo lo hagas, a través de qué medio o programa: man­tén tu cuerpo físico en buena condición para que te apoye eficazmente en aquello que estés tratando de hacer.­ Debes saber que lo que pretendes en esta vida es expresar y experi­mentar la mejor versión de la visión más grande que hayas tenido sobre Quién Eres. Si no lo experimentas en el nivel consciente, si a ti no te pa­rece que esto sea lo que pretendes hacer entonces no será aplicable nada de lo que te hago llegar a través de este mensaje. Muy poco de lo que contiene tendrá sentido para ti.

Si en el nivel consciente te das cuenta de que esto es lo que has veni­do a hacer a esta vida, al leer este mensaje te podrá parecer que hablas contigo mismo. Y eso es precisamente lo que estás haciendo. De manera que no te resultará sorprendente la sugerencia de que ejercites tu cuerpo y que tu dieta sirva para tus propósitos. Si escuchas, a tu cuerpo, sabrás con precisión cuál es esa dieta, y cuando toques los di­ferentes alimentos sabrás al instante si te conviene consumirlos.

Puedes obtener este conocimiento con sólo pasarles lentamente la mano por encima. Tu cuerpo sabrá al momento todo lo que necesitas saber acerca de ese alimento: si está en armonía con tus intenciones más profundas para beneficio de tu cuerpo y de tu alma. Podrás captar la vi­bración. No es necesario que leas libros de nutrición, no necesitas tomar cursos, no necesitas buscar consejo ni asesoría externa. Sólo necesitas es­cuchar a tu propio cuerpo y seguir su consejo.

Controla tus emociones

Después de cuidar mejor de tu cuerpo, el siguiente paso para alcanzar la comunión con Dios mediante tu encuentro con el creador interior es el control de tus emociones. Se trata solamente de comprender qué es la emoción. La emoción no es más que energía en movimiento. Esta energía puedes elevarla o rebajarla. Cuando rebajas esta energía, o sea, cuando la llevas al nivel más bajo, produces una emoción negativa. Cuando la elevas, es decir, cuando la llevas al nivel más alto, produces una emoción positiva.

El ejercicio que estimula tu cuerpo físico es una forma de elevar tu energía. Literalmente incrementas la vibración de la energía ki, la cual se convierte en una emoción positiva que se expresa a través de ti. Otra manera de elevar la energía de la Vida que se encuentra en tu cuerpo es la meditación. La combinación del ejercicio y la meditación es muy poderosa. Si logras que forme parte de tu disciplina espiritual, tendrás posibilidades de un crecimiento enorme. El empleo de esta combinación te recordará que puedes elegir entre controlar o experimentar tanto tu cuerpo como tus emociones. Para muchos, en realidad para la mayoría, éste es un recuerdo sorprendente.

Las emociones son experiencias que puedes elegir, no experiencias a las cuales estás sometido. Por lo general no se entiende así. Las circunstancias exteriores de tu vida física no tienen que estar relacionadas con la experiencia interior de tu vida espiritual. No es necesario que no sientas dolor para librarte del sufrimiento. No es obligatorio que no haya problemas o conflictos en tu vida para que en ella reine la paz.

De hecho, los verdaderos Maestros experimentan la paz en medio de los problemas y conflictos, no porque hayan encontrado una manera de evitados. Esta paz interna es lo que todos buscamos, pues es la esencia de todos los seres. Siempre buscarás la experiencia de Quién Eres Realmente. Podrás alcanzar esta paz interior en cualquier condición o circunstancia exterior, al comprender que no eres tu cuerpo y que nada de lo que ves es real. Recuerda que estás viviendo las diez ilusiones. Comprende la verdad de estas ilusiones: que tú las creaste, así como creaste todas las ilusiones menores que hay bajo ellas. Así podrás elegir y declarar, expresar y experimentar, llegar a ser y completar Quién Eres Realmente.

Te lo he dicho muchas veces y te lo repetiré una vez más: Toda la Vida es un regalo y todo es perfección: el instrumento perfecto con el cual crear la oportunidad perfecta para la expresión perfecta de tu perfección, como tú y a través de ti. Cuando al fin lo comprendas, permanecerás en un estado de apreciación continua. En otras palabras, crecerás. El crecimiento es el resultado de la apreciación. Cuando se aprecia algo, se vuelve más grande de lo que era.

Es verdad que no sólo tienes la posibilidad de elegir tus emociones y, por tanto, de controlarlas en cualquier circunstancia, sino que también puedes elegidas antes de enfrentar cualquier circunstancia. En otras palabras, puedes decidir por anticipado cómo deseas poner tu energía en movimiento: qué emoción experimentarás como respuesta ante cualquier situación que hayas previsto en tu vida. Cuando llegues a este nivel de Maestría, podrás tomar estas mismas decisiones como respuesta ante cualquier situación imprevista de tu vida.

De esta manera habrás decidido Quién Eres a pesar de las ilusiones externas de tu vida y no debido a ellas. He explicado minuciosamente cómo lograrlo en la trilogía Conversaciones con Dios  y Amistad con Dios, así como en muchas otras fuentes y en diferentes momentos. Esto es tan sólo un recordatorio. Después de recordar cómo cuidar de tu cuerpo físico y cómo controlar tus emociones, estarás listo para dar el siguiente paso para tu reunión con el Creador interior.

Cultiva la voluntad

Ya has preparado el camino. Todo lo que te falta es desarrollar la volun­tad de mantener tu reunión con el creador interior: experimentar la co­munión con Dios.

Puede ser un encuentro físico o mental, o de ambas formas. Puedes llorar de alegría, temblar de emoción o estremecerte en el éxtasis. O pue­de que un día penetres sencilla y calladamente en la suave conciencia que ahora conoces.

Tienes conocimiento de la ilusión y de la realidad.

Tienes conocimiento de tu ser y de Dios.

Comprendes la Unidad y la individualización de la Unidad.

Lo comprendes todo.

Este conocimiento puede quedarse contigo, o aparecer y desapare­cer. No te entusiasmes si permanece, ni te desanimes si desaparece. Sólo observa lo que ocurre y luego elige lo que deseas experimentar después.

Se sabe de Maestros que en ocasiones han decidido no experimentar su Maestría, a veces por la alegría de volver a despertar en ella, y otras con el fin de despertar a otros. Por eso, a veces a los Maestros les suceden cosas que a ti, acostumbrado a juzgar, te parece que no debería ni podría sucederles si fueran «Maestros de verdad».

Así pues, no juzgues ni condenes, pues tu Maestro puede estar muy cerca de ti este mismo día, en forma de indigente de la calle o de asaltan­te en el parque, y no sólo como el gurú que está en la cima de la monta­ña. De hecho, pocas veces se te presentará como gurú. Es raro que ustedes reconozcan al Maestro que se les presenta como tal, y a menudo le hacen reproches; El Maestro suele ser el que camina entre ustedes, con su misma apariencia; es el Maestro que tiene mayor repercusión.

De modo que debes permanecer atento, pues no sabes la hora en que llegará tu Maestro. Incluso puede llegar como lo que ustedes han deci­dido llamar un delincuente, que desobedece las leyes y costumbres de la sociedad, y es crucificado por ello. Más después tratarán de recordar cada una de sus palabras. Si alcanzas la maestría o asciendes a ese nivel al menos parte del tiempo, también podrás ser juzgado, condenado y crucificado por la sociedad, pues es posible que los demás le teman, puesto que cuestionas lo que creen saber, o porque sabes lo que ellos no saben. Y el miedo convierte la observación en juicio y el juicio en ira.

Te lo he dicho. La ira es el anuncio del temor. La ira de los demás será parte de su ilusión de quiénes son y de quién eres tú. De modo que el Maestro que hay en ti los perdonará, compren­diendo que no saben lo que hacen. Ésta es la clave para expresar y experimentar la Divinidad en ti: el perdón. Verás lo Divino de ti cuando perdones lo que crees que no es Divino. Lo mismo es necesario para ver la Divinidad en los demás.

El perdón abre la percepción.

Cuando te perdones a ti mismo por lo que tú y los demás no son, ex­perimentarás lo que tú y los demás sí son. En ese momento entenderás de verdad que el perdón en sí no es necesario. Pues, ¿quién perdona a quién? ¿Y para qué? Todos Somos Uno. Esto proporciona una gran paz y reconforta profundamente. Les ofrezco Mi paz. La paz sea con ustedes. El perdón es sólo un sinónimo de la palabra paz en el lenguaje del alma.

Lo entenderás profundamente cuando despiertes del sueño de tu realidad imaginaria.

Tu despertar puede presentarse en cualquier instante y mediante cualquier persona. Por lo tanto, honra todos los momentos y a todas las personas, pues puede que tu liberación esté cerca. Será tu liberación de las ilusiones; será el momento en el que podrás estar con  ellas, pero no en ellas. Habrá más de uno de estos momentos en tu vida. De hecho, tu vida ha sido creada sólo para ofrecértelos.

Son los momentos de gracia, cuando la claridad, la sabiduría, el amor, la comprensión, la guía y la percepción se hacen en ti, a través de ti. Ellos cambiarán tu vida para siempre, y muchas veces cambiarán también la vida de otras personas. Precisamente uno de esos momentos de gracia te condujo a este libro. Por eso puedes recibir y comprender es­te mensaje. Es una forma de reunirte con el Creador.

La has logrado con tu voluntad, tu franqueza, tu perdón y tu amor. Tu amor al ser, a los demás y a la Vida. Y, por supuesto, tu amor a Él. El amor a Dios es lo que te trae a Dios. El amor al ser es lo que pro­duce la conciencia de esa parte del ser que es Dios y, por tanto, sabe que Dios no viene a ti, sino a través de ti. Pues Dios nunca está separado de ti, sino que es parte de ti

El Creador no está separado de lo creado. El amante no está separado de lo amado. Ésa no es la naturaleza del amor y no es la naturaleza de Dios. Tampoco es tu naturaleza. Tú no estás separado de nada ni de nadie, y mucho menos de Dios. Esto lo has sabido desde el principio. Esto lo has comprendido siem­pre. Ahora, al fin, te estás concediendo el placer de experimentado; de vivir un auténtico momento de gracia; de estar en comunión con Dios.

¿Cómo es estar en tal comunión? Si en este momento te encuentras aun­que sea al borde de esa experiencia, ya sabes la respuesta. Si has hecho esa conexión durante la meditación, aunque sea momentáneamente, ya sabes la respuesta. Si has experimentado la increíble elevación que causan el ejercicio o la experiencia física más estimulantes, ya sabes la respuesta.

En el estado de comunión con Dios desaparecerá temporalmente todo tu sentido de identidad individual, pero sucederá sin la menor sensación de pérdida, pues sabrás que sencillamente has realizado tu verdadera identi­dad. En otras palabras, la has vuelto real. Literalmente la has hecho real. Te inundará una dicha indescriptible y un éxtasis exquisito. Te sen­tirás unido al amor, uno con todo, y nunca estarás satisfecho con menos.

Quienes han tenido esta experiencia regresan al mundo y a su vida de una forma nueva. Encuentran que se enamoran de todos los que se pre­sentan en su camino. Experimentan la Unión con los demás en asom­brosos momentos de Sagrada Comunión. La intensificación de la conciencia y el profundo aprecio de la natu­raleza los llevan a derramar inesperadamente lágrimas de felicidad con el menor motivo. Y la nueva claridad con que ven todo lo que los rodea los puede transformar. Con frecuencia comienzan a moverse con más lentitud, a hablar con más suavidad, a actuar con más bondad.

Estos y otros cambios pueden durar varias horas, días, meses o años, o toda la vida. La duración de la experiencia depende sólo de la elección del individuo. Se desvanece por sí sola si no se renueva. Así como el bri­llo de la luz se desvanece conforme nos alejamos de ella, así se desvanece la dicha de la Unidad a medida que nos distanciamos de ella.

Para permanecer en la luz, hay que estar cerca de ella. Para perma­necer en la dicha, hay que hacer lo mismo. Por eso te animo a que, mientras vivas tu ilusión actual, hagas cuanto sea necesario, cualquier actividad que te sirva para avivar tu conciencia día con día: meditar, hacer ejercicio, rezar,  leer, escribir o escuchar música……..­

Entonces estarás en el lugar sagrado de lo Altísimo, te sentirás eleva­do, y tendrás pensamientos elevados acerca de ti, de los demás y de la Vi­da entera. En ese momento, tú también crearás y participarás en la Vida como nunca antes.

El mensaje del Creador

Después de experimentar un encuentro con el Creador interior recor­darás Su mensaje, porque es el de tu propio corazón. No es distinto del que canta tu corazón cada vez que miras a los ojos de otra persona con amor. No es distinto del mensaje que clama tu cora­zón cuando ves el sufrimiento donde sea.

Éste es el mensaje que traes al mundo y que le dejas al mundo cuan­do eres tu verdadero ser. Es el mensaje que te dejo ahora, para que lo recuerdes una vez más y lo compartas con todos con los que tengas contacto. Sean amables y bondadosos unos con otros.

Sean también amables y bondadosos consigo mismos. Comprendan que estas dos características no se excluyen mutua­mente.

Sean generosos unos con otros, y compartan.

Sean también generosos consigo mismos.

Sepan que sólo en la medida en la que compartan consigo mismos, podrán   compartir con los demás, pues no pueden dar lo que no tienen. Sean amables y sinceros unos con otros.

Sean también amables y sinceros consigo mismos.

Sean sinceros consigo mismos y de esto se seguirá, como sigue la no­che al día, que no puedan ser falsos con nadie.

Recuerden siempre que traicionarse para no traicionar a otro sigue siendo una traición. La mayor traición. Recuerden siempre que el amor es libertad. No necesitan otra pala­bra para definirlo. No necesitan otro pensamiento para comprenderlo. No necesitan otra acción para expresarlo.

Su búsqueda de la verdadera definición del amor ha terminado. La única pregunta que queda es si pueden darse este regalo de amor, a uste­des mismos o a los demás, así como yo se lo he dado a ustedes. Todos los sistemas, acuerdos, decisiones y elecciones que expresan libertad, expresan a Dios. Pues Dios es libertad y la libertad es la expre­sión del amor.

Recuerden siempre que el suyo es un mundo de ilusión, que nada de lo que ven es real y que pueden utilizar la ilusión para vivir una gran ex­periencia de la Realidad Máxima. De hecho, esto es lo que han venido a hacer aquí. Ustedes viven un sueño de su propia hechura. Permitan que sea el sueño de toda su vida, pues eso es justamente lo que es. Sueñen con un mundo donde el Dios y la Diosa que hay en ustedes nunca sea negado, y donde ustedes nunca más nieguen al Dios y a la Diosa que haya en otro ser. Permitan que su saludo, ahora y siempre, sea Namasté.

Sueña con un mundo donde el amor sea la respuesta a todas las pre­guntas y situaciones, la solución de todos los problemas y la experiencia de cada momento:

Sueña con un mundo donde la Vida y aquello que sostiene la Vida tenga el mayor valor, reciba el mayor honor y alcance su mayor expresión.

Sueña con un mundo donde la libertad se convierta en la expresión más elevada de la Vida, en el que nadie que afirme amar a otro pretenda reprimirlo y donde a todos se les permita expresar plena y verdadera­mente la gloria de su ser.

Sueña con un mundo donde todos tengan las mismas oportunidades, donde los recursos estén al alcance de todos y donde todos tengan la misma dignidad, para que experimenten la inigualable maravilla de la vida.

Sueña con un mundo donde nadie juzgue a nadie, donde nunca más se fijen condiciones antes de ofrecer amor y donde el miedo nunca sea visto como medio para obtener respeto.

Sueña con un mundo donde las diferencias no produzcan divisiones, donde la expresión individual no produzca separación y donde la grandeza del Todo se refleje en la grandeza de sus partes.

Sueña con un mundo donde siempre haya suficiente, donde el me­ro regalo de compartir conduzca a este conocimiento y lo cree, donde cada acción lo apoye.

Sueña con un mundo en el que nunca más se pase por alto el sufri­miento, donde nunca vuelva a expresarse la intolerancia y donde nadie vuelva a experimentar el odio.

Sueña con un mundo donde se renuncie al ego, donde la superiori­dad se invalide y donde la ignorancia desaparezca de la realidad de to­dos, reducida a la ilusión que es.

Sueñen con un mundo donde los errores no conduzcan a la vergüen­za, donde el arrepentimiento no conduzca a la culpabilidad y donde el juicio no conduzca a la condenación.

Sueñen con estas cosas y más. ¿Quieren?

Entonces, sueñen hasta convertir/as en realidad.

Con el poder de sus sueños, terminen la pesadilla de la realidad que han imaginado. Pueden elegir esto o la Ilusión. Ya lo he dicho antes con palabras de poetas, líderes y filósofos: Hay quienes ven las cosas como son y exclaman «¿Por qué?» Y hay quienes sueñan con cosas que nunca fueron y exclaman «¿Por qué no?» ¿Qué dices tú?

Capta tu momento de gracia

En los próximos días, semanas, meses y años, elegirás si deseas continuar viviendo como si la ilusión que has creado fuera real, o decidirás alejarte de la ilusión, veda como una ilu­sión y utilizarla para experimentar el Cielo en la Tierra, así como la Rea­lidad Máxima de Quién Eres Realmente. La decisión es suya.

Comienza al despertar, viéndote como Quien Eres Realmente, ala­bando todo lo que has sido y todo en lo que te convertirás. Comienza tú por elegir, en este momento de gracia, convertirte en más de lo que has sido o has soñado ser y llegar más allá de tu propio alcance. Recuerda que nada está fuera de tu alcance.

Visualízate como la luz que ilumina al mundo. Declara que eres esa luz. Anúncialo en tu corazón y luego, desde tu corazón, anúnciaselo a to­do el mundo. Que tus actos sean tu anuncio. Llena tu mundo de amor. Reconoce que eres el salvador que todos estaban esperando, y salva a todos con los que te encuentres, de cualquier pensamiento que hayas tenido que niegue la maravilla de quiénes son, así como la gloria de su eterna comunión con Dios.

Reconoce que has entrado a la habitación para sanarla. Has entrado al espacio para sanarlo. No hay otra razón para estar ahí.       Vas hacia la Maestría y ahora es momento de poner manos a la obra. Abraza el momento sagrado. Éste es mi mensaje, todavía no acaba. Permanece en el mundo, no lo pases por alto. La espiritualidad no significa que busques una cueva y te ocultes en ella para siempre. Per­manece en el mundo sin ser del mundo. Vive con la ilusión, no en ella, más no la abandones, no te retires del mundo. Ésa no es la manera de crear un mundo mejor ni el modo de experimentado mejor de ti.

Recuerda que el mundo fue creado para ti, para que tuvieras un don­, texto en el cual experimentarte como Quien Eres Realmente. Ahora es el momento de hacerlo. Es posible que el mundo que uste­des han hecho pronto sea deshecho por todos ustedes, si dejan de hacerle caso durante mucho tiempo, permitiendo que siga su curso mientras us­tedes siguen el suyo, enfrascados en sus experiencias cotidianas y de­sempeñando un papel insignificante en la co creación de experiencias más amplias a su alrededor..­

Mira el mundo que te rodea. Siente tu pasión. Deja que ella te diga qué parte del mundo que te rodea deseas volver a re crear. Emplea en­tonces las herramientas que has recibido. Emplea las herramientas de tu propia sociedad; las de la religión, la educación, la política y la econo­mía, por mencionar sólo unas cuantas. Puedes hacer declaraciones con estas herramientas, declaraciones de Quién Eres.

No supongas que la espiritualidad y la política no se mezclan. La po­lítica es la demostración de la espiritualidad.

No supongas que la economía no tiene que ver con la espiritualidad.

Tu economía revela tu espiritualidad.

No creas que la educación y la espiritualidad estén separadas, pues lo que enseñas es lo que eres. Si eso no es espiritualidad, entonces, ¿qué?

Tampoco supongas que la religión y la espiritualidad no son uno y lo mismo. La espiritualidad es lo que construye un puente entre el cuerpo, la mente y el alma. Y todas las religiones verdaderas construyen puentes, no muros.

Así que sé constructor de puentes. Cierra las brechas que se han abierto entre religiones, culturas, razas o naciones. Une lo que se ha se­parado. Honra tu hogar en el Universo y adminístralo bien. Protege tu am­biente y sálvalo. Renueva tus recursos y compártelos. Glorifica a tu ser superior, tenga el nombre que tenga según tus creencias. Glorifíquenlo glorificándose unos a otros. Reco­noce a Dios en todos y ayuda a todos a que reconozcan a Dios en ellos. Da por terminadas para siempre tus divisiones y rivalidades, tus compe­tencias y batallas, tus guerras y matanzas. Conclúyelas. Ponles fin. Es lo que hacen finalmente todas las sociedades civilizadas.

Éste es mi mensaje para ti, y todavía no termina.

Si de verdad deseas experimentar el mundo de tu imaginación más elevada, deberás amar incondicionalmente, compartir libremente, co­municarte abiertamente y crear cooperativamente. No puedes tener pla­nes ocultos ni limitaciones en el amor, no puedes retener nada.

Tú deberás decidir si de verdad todos son Uno, si lo que es bue­no para los demás también es bueno para tí, si lo que es malo para los demás también es malo para ustedes, si lo que hacen por los demás, también lo hace cada uno para sí, y si lo que no haces por los demás no lo hace cada quien por sí.

¿Te es posible actuar de esta manera? ¿Es tu especie capaz de tal es­plendor?

Sí. Te digo que sí y que sí, y mil veces sí. y no te preocupe que no haya suficiente de lo que «no eres» para crear un contexto concreto en el que experimentar Quién Eres Real­mente. ¡El mundo entero es tu contexto, igual que todos tus recuerdos!

Los ancianos y los sabios que hay entre ustedes a menudo los exhor­tan a erigir monumentos, a crear días y rituales especiales para conme­morar su pasado: sus guerras, sus holocaustos y todos sus momentos de desgracia. ¿Por qué conmemorados?, te preguntas. ¿Por qué seguir sa­cando a relucir el pasado? Y los ancianos dicen «Para no olvidar».

Su consejo es más sabio de lo que imaginas, pues al crear un contexto en el recuerdo, se vuelve innecesario en el momento presente. De ver­dad puedes decir «nunca más», y decido en serio. Y, al declarado, utili­zas tus momentos de desgracia para crear momentos de gracia.

¿Puede tu especie hacer esta declaración? ¿Puede acordarse la espe­cie humana de cómo era cuando reflejaba en pensamiento, palabra y obra, la imagen y semejanza de Dios? ¿Es capaz de este esplendor? Sí. ¡Les digo que sí y que sí, y mil veces sí!

Así es como ustedes debían ser, ése era el designio que tenía la vida antes de que ustedes se confundieran con las ilusiones. No es demasiado tarde. No, no es ni remotamente tarde. Ustedes, poseedores de tanta gloria y maravilla, pueden realizar este designio, pueden ser así. Pueden ser amor.

Deben saber que está con nosotros en todo. Aquí finaliza este men­saje, pero no es el fin de nuestra colaboración, de nuestra co creación ni de nuestra comunión.

Estaré con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos. No puedo dejar de ser y estar con ustedes, pues Yo soy ustedes y ustedes son Yo. Ésa es la verdad y todo lo demás es ilusión. Sigue pues tu viaje, amigo mío, sigue tu viaje, pues el mundo espera escuchar tu mensaje para su salvación. Ese mensaje es la vida de tu vida.

Tú eres el profeta cuyo momento ha llegado, pues aquello que hoy demuestras que es la verdad de tu vida es la predicción absoluta de lo que será la verdad de tu vida futura. Eso te convierte en un auténtico profeta.

Tu mundo cambiará porque estás decidiendo cambiado. Tu roce es­tá curando más de lo que imaginas y tu alcance se extiende más allá del mañana.

Todo esto es verdad porque eliges permitir que la maravilla de la co­munión Conmigo se demuestre en’ ti, como tú y a través de ti. Elige esto con frecuencia y trae la paz a Mi mundo. Transfórmate en el instrumento de Mi paz.

Donde haya odio, siembra amor;

Donde haya ofensa, Perdón;

Donde haya duda, fe;

Donde haya desaliento, esperanza;

Donde haya oscuridad, luz;

Donde haya tristeza, alegría.

No busques con afán ser consolado, sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, sino amar.

Pues el amor es Quien Eres y quien siempre has sido. Elamor es to­do lo que ha sido, todo lo que es y todo lo que será. Has buscado una verdad con la cual vivir tu vida y aquí te la doy una vez más. Sé amor, amado mío.

Sé amor y tu largo viaje hacia la Maestría habrá terminado, aunque tu viaje para llevar a los demás a la Maestría apenas haya comenzado. Pues amores todo lo que eres, todo lo que soy Yo y todo lo que estába­mos destinados a ser. Así sea.

Para terminar…

La idea del taller de autoestima, el cual creo que ha sido de inspi­ración divina, se han tratado muchas de las decisivas preguntas respecto al ser humano y sobre la vida.

Para mí, la «revelación» más importante es que tenemos el poder de generar la vida que deseo, no necesito ninguna otra cosa. Y la primera ilusión a vencer es la ilusión de necesidad. Es una revelación asombrosa. Expresa en términos claros y concisos Quién Soy Realmente. Yo soy:

Lo que Carece de Necesidad.

O sencillamente Lo que Es.

O más sencillamente aún, Eso.

Esto se convierte en la declaración máxima del Ser. Yo Soy Eso.

Lo interesante es que esto lo han dicho todos los verdaderos Maes­tros. Yo no lo había comprendido. Ahora sí. Cuando las cosas son desconcertantes, cuando la vida se vuelve confusa, lo único que tienes que hacer es encarar lo que observas y ma­nifestar, «Yo soy Eso». Toda la confusión se desvanece. Todo el enfado y el resentimiento desaparecen. Toda la disfunción y la discontinuidad se evaporan. Sólo quedan Tú y el amor, que son Uno y lo mismo.

En este estado de conciencia total, las soluciones aparecen automá­ticamente. De hecho, la solución más grande es la conciencia de que el problema ni siquiera existe.

Nada es problemático a los ojos de Dios. Tú puedes mirar con los ojos de Dios, pero no lo sabes… hasta que lo sa­bes. Y cuando lo sabes, cantas: estaba ciego, pero ahora puedo ver*.

Y es de verdad una gracia asombrosa. Es uno de tus momentos de gracia, un instante de conciencia divina que puede surgir de repente. Creo que todos estos momentos son parte de un proceso. Un proce­so que yo llamo recordar. (Otros lo llaman evolución). Es un proceso por el que todos estamos pasando.

¿Cómo funciona?

Primero nos hacemos conscientes de lo que es Divino a nuestro alre­dedor. Después, de lo que es Divino dentro de nosotros. Por último, nos hacemos conscientes de que todo es Divino y de que no hay nada más. Ése es el momento de nuestro despertar. Y, una vez que despertemos, querremos despertar a los demás. Es natural. Es el siguiente paso. Es lo que nos permite funcionar, lo que nos permite experimentar Quiénes Somos Realmente.

Dios los bendiga y gracias por acompañarme aquí ya través del pro­ceso de 351 capítulos hasta ahora, que ha producido subir el primer escalón del éxito, la autoestima. Ha sido una experiencia ex­traordinaria; si ha afectado su vida cuando menos en una fracción de la intensidad con la que ha afectado la mía, ya sé que hemos sido transfor­mados de un modo maravilloso.

Ahora, ¿transformaremos el mundo?

Te recuerdo que la vida es una magia, y tú eres el mago.

Juan Carlos Fernández

Toluca, México

FIN

Fin de este capítulo.