Curso de autoestima 272

Curso de autoestima 272

272. Objetivos, Motivación y Fé

Autoestima 272- Objetivos motivación y fe – Curso de autoestima – Podcast en iVoox

«El Secreto de la Vida, radica dentro de uno. Deja de Buscar afuera»

-Juan Carlos Fernández  

OBJETIVOS

¿Tienes un objetivo?

Si queremos llegar a algún lugar, conseguir alguna cosa, es necesario que sepamos a donde queremos ir, que es lo que queremos conseguir.

Esto, que parece tan obvio es algo que difícilmente ocurre, es lo que más falta en las personas.

Si con un poco de paciencia fueses parando a cada una de las personas que pasan por la calle te asustarías con lo que ciertamente constatarías.

La mayor parte de la gente no sabe lo que quiere realmente.

Quieren salud, dinero, amor… Les gustaría tener esto o aquello, pero son siempre cosas muy vagas, algo muy general y sin ninguna fuerza de materialización.

Son pocos los que saben a donde quieren llegar y es exactamente por eso por lo que son pocos los que llegan, los que tienen éxito, los que consiguen lo que quieren.

OBJETIVO, PUNTO DE PARTIDA

El objetivo tiene que ser claro y concreto. Tenemos que saber lo que queremos si queremos programarnos y conseguir lo que queremos. El objetivo es el punto de partida de cualquier cosa.

Haz una pausa y pregúntate a ti mismo.

¿Tengo un objetivo definido por el cual luchar?

¿Sé lo que quiero de la vida?

¿Puedo describir en un papel lo que quiero realmente conseguir?

Coge un papel y una pluma, ahora mismo, y escribe tus objetivos.

¿Listo? ¿Has escrito algo?

Si no has conseguido escribir nada es porque, como la mayoría de las personas, no sabes lo que quieres, no sabes para donde ir ni que hacer.

El resultado normal de eso es andar insatisfecho por la vida, luchando mucho y por muchas cosas, pero sin llegar a la realización, diciendo que los otros tienen suerte y que tú sólo tienes mala suerte, pues no has conseguido avanzar en nada; poniendo siempre la culpa en los otros, pensando que son ellos los que complican tu vida.

Pero si no sabes a donde quieres ir realmente ¿Cómo vas a llegar?

Si has escrito salud, dinero, amor… Continúas como la mayoría que también quiere estas cosas pero que no hace nada para alcanzarlas, pues son objetivos muy vagos, muy generales sin fuerza para motivar a nadie.

Sin duda, les gustaría tener salud, dinero, pero en el fondo piensan, y están convencidos de estos, que tales situaciones son sólo para los otros, para los que tienen suerte en la vida.

De este modo, la gente consigue aquello en lo que cree y que es exactamente lo contrario de aquello en lo que parece creer. Parece que quiere dinero, pero sabe y piensa, que no puede conseguirlo, porque eso es sólo para los que tienen suerte. Esos si, consiguen lo que quieren porque nacieron con estrella, nosotros, no, nosotros estrellados… en el suelo.

Al creer que algo no es para nosotros, se materializa y por eso no lo conseguimos.     

Si has escrito objetivos bien definidos, claros, específicos e incluso detallados… ¡Enhorabuena!

Eres uno de los pocos que saben lo que quieren y yo te garantizo que, con lo que vas a aprender en este libro, conseguirás alcanzar tu objetivo, y no por suerte sino por merecimiento, porque vas a poner en acción las causas y así, conseguir los efectos que buscas.

Tanto si estas en el primer caso como si estas en el segundo, no te preocupes. Estas leyendo estas páginas y esto muestra que hay en ti un interés por el cambio, un deseo de saber que es necesario hacer para modificar tu vida.

CUATRO GRANDES VENTAJAS DE TENER UN OBJETIVO

El objetivo es el punto de partida para cualquier realización.

Pero antes de nada veamos por que el objetivo es tan importante.

El es el motivador fundamental de la vida. No hay nada peor que no saber hacia donde ir.

¿Cómo repercute en la persona el objetivo?

Napoleón Hill, gran especialista en el tema del éxito y de la realización personal habla de cuatro grandes ventajas del tener objetivos en la vida.

Escucha lo que dice:

1-       La primera gran ventaja está en que tu subconsciente empezará a trabajar según la ley general que dice:

“Lo que la mente concibe y acoge con fe, lo transforma en realidad”. Al visualizar la meta que persigues, tu mente queda magnetizada y empieza a trabajar para ayudarte a alcanzarla.

2-       Al saber lo que quieres, surge en ti, naturalmente, una tendencia a escoger el camino adecuado, a seguir la dirección acertada, y así partes hacia la acción.

3-       El trabajo ahora se hace agradable. Te sientes motivado para pagar el precio debido. Programas tu tiempo y tu dinero. Estudias, piensas, haces planes.

Cuando más piensas en tus objetivos, más te interesas por ellos. Acabas entusiasmándote; tu interés se hace ardoroso.

4-       Consigues ver las oportunidades que se te ofrecen para la consecución de tus objetivos, a medida que van surgiendo en la experiencia diaria. Sabiendo lo que quieres, identificas con mayor facilidad esas oportunidades.

Primera ventaja:

La primera gran ventaja: Tú subconsciente tiene una meta definida.

El subconsciente tiene4 una fuerza increíble. Es capaz de hacer cosas que a ti, en este momento, te parecen imposibles. Pero tiene necesidad de un director, de alguien que le diga lo que tiene que hacer y le dé motivos para hacerlo.

Lo demás corre por su cuenta.

El objetivo es exactamente esto: el director y la motivación.

Por eso no sirve como objetivo algo indefinido poco preciso.

Tiene que despertar un deseo ardiente.

¿Te acuerdas del deseo del joven que estaba con la cabeza debajo del agua?

Ese es el deseo que debe surgir ante el objetivo. Sólo un deseo como ese tiene poder de director y de motivación para el subconsciente.

Entonces si, el subconsciente empieza a trabajar para conseguirlo y un día lo consigue.

Segunda ventaja:

Ahora que sabemos a donde queremos ir, podemos empezar a andar.

Aunque no sepamos todavía cual es el camino adecuado, podemos preguntar, pues sabemos a donde queremos llegar.

Actuar es la consecuencia natural de quien sabe lo que quiere.

Tercera ventaja:

De esta manera, la acción empieza a resultarnos placentera y agradable, una vez que estamos comenzando a construir algo que queremos realmente. Pensamos, hacemos planos, nos interesamos, nos sentimos motivados.

Cuarta ventaja:

Ultima ventaja: Quien sabe lo que quiere ve la vida de otra forma y descubre las oportunidades con mucha mayor facilidad.

El refranero clásico Español se vale de un refrán sencillo y claro para expresarlo: “Quien no sabe lo que busca no sabe lo que encuentra”.

CADA UNO VE LO QUE LE INTERESA

¿Ya has notado alguna vez que las personas ven de forma diferente las mismas cosas?

Cada uno de nosotros ve la vida de acuerdo con sus intereses y motivaciones.

Imaginemos tres personas con intereses distintos atravesando la misma calle.

A una de ellas le gusta beber; otra anda muy preocupada con la salud; la tercera es un arquitecto que asume con entusiasmo su profesión.

Las tres van por la calle ¿La verán de la misma manera?

Si al fin de la calle preguntas a cada una de esas personas lo que vio, vas a llevarte una sorpresa. Ellas vieron tres calles completamente diferentes.

La primera vio una calle llena de bares y con algunas casas.

La segunda vio que esa es una calle muy buena, pues en ella hay un hospital y un buen número de consultorios médicos. Fuera de eso, casas normales.

La tercera vio algunos edificios que lo motivaron para un nuevo proyecto.

Si preguntas a esta última sobre los bares de la calle o incluso sobre el hospital, va a decirte que no los vio, pues en realidad, todas esas construcciones son más o menos iguales, no tienen ninguna originalidad y por  tanto no presentan motivación arquitectónica especial.

Desde su perspectiva el arquitecto no consiguió verlos.

Lo mismo va a ocurrir con la primera persona. Preguntémosle, por ejemplo, si vio algún edificio diferente que haya llamado su atención en esa calle. Va a responder que no, pues en su percepción hay un único tipo de construcción, todos los demás edificios son iguales. El no consigue sintonizar otra frecuencia que la que registra bares.

Llegaremos a idéntica conclusión si indagamos a la otra persona.

Cada uno ve de acuerdo con su propia motivación.

Las cosas son realidades objetivas, pero cada persona ve en ellas algo diferente.

Un mismo objeto, una silla, por ejemplo, va a ser vista de modos bien diferentes.

Una persona cansada verá en la silla algo que le permite descansar; es la necesidad del momento.

Un comerciante verá en esa misma silla el lucro mayor o menor que puede conseguir vendiéndola.

Un artista se interesará por su aspecto estético, independientemente de todos los demás.

¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que si tengo un objeto claro y preciso que me motiva, todo mi ser va a estar atento a las oportunidades que se ofrezcan, en relación a él, en las cosas con las que me encuentro en la vida.

Voy a ver muchas oportunidades que de otra manera me pasarían desapercibidas.

Todos tienen oportunidades, pero quien no tiene un objetivo no consigue verlas y permanece al margen de la vida quejándose de su mala suerte, de cómo los otros…

“! Pobre de mi!… ¡Qué falta de suerte la mía!”

LA RUEDA DEL ÉXITO

Todo éxito implica un cierto ciclo natural.

El primer paso es tener un objetivo a alcanzar.

                                      Objetivos

                                        Metas

                   Persistencia                    Planos

                            Miedo          Acción

                                      Problemas

Estando claro el objetivo, viene la primera etapa: metas para conseguirlo. Las metas son los diferentes escalones que deberemos subir para llegar al objetivo. Después vienen los planos. Los planos son la representación en nuestro pensamiento de las formas concretas de llegar a donde queremos. Una vez delineado ese camino, viene la tercera etapa: la acción; empezamos a trabajar.

Cuando se inicia la ejecución, una de las primeras cosas que aparecen son los problemas. Esto parece inherente al trabajo. Siempre hay problemas que resolver.

Y aquí empiezan las deserciones, las personas se cansan con mucha facilidad, porque les parece que todo debería ser fácil, ya que están trabajando para conseguir algo que está bien claro.

Con los problemas viene el miedo de enfrentarlos y con éste la inseguridad.

Se empieza a pensar si es aquello realmente lo que se quiere, si vale o no vale la pena, sí lo que se está queriendo es muy… y se acaba desistiendo.

Estas personas nunca van a saber si estuvieron a punto de conseguir lo que querían. Se cansaron antes de la hora.

Sólo faltaba una cosa para alcanzar la meta: perseverancia, paciencia, dar tiempo… Si no hubieran desistido, con toda certeza, habrían alcanzado su objetivo.

APRENDE A DECIDIR

Escoger un objetivo es algo que está íntimamente relacionado con la capacidad de decisión.

Son muchas las cosas que nos gustarían y no sabemos decidirnos por una de ellas.

Nos gustaría ser sobrios, pero no queremos dejar de beber… Nos gustaría tener salud, pero continuamos con hábitos que nos llevan a la enfermedad.

No nos decidimos, permanecemos inseguros con relación a lo que queremos y continuamos con nuestra vida de insatisfacción, vacía, echando la culpa a las circunstancias, a los otros, al destino, a la mala suerte.

Hay miedo al riesgo. No sabemos decir:  quiero.

Sólo conseguimos decir: Me gustaría… pero…

Falta el deseo ardiente de algo.

La decisión es un imán que atrae hacia ti lo que quieres.

La indecisión no es capaz de atraer nada. (“Dedo encogido, no rebaña plato”. Refrán Castellano). 

“La gran queja de miles y miles de seres humanos es: No sé tomar una decisión”.

Esta es una de las quejas mas tristes entre las que brotan de los corazones humanos, porque resuena como el toque fúnebre de la esperanza, de la ambición, de la autoconfianza, de la iniciativa, de la realización.

“Mientras no aprendas a tomar una decisión, permanecerás relativamente desamparado, imposibilitado para moverte con firmeza en cualquier dirección y carente de todo sentimiento de seguridad y tranquilidad”.

¡Levántate! Mira de frente la vida. ¿Qué quieres de ella?

Decídete, y… lánzate a la acción.

ESCRIBE TU OBJETIVO

Ahora que ya sabes por que es importante tener un objetivo, tienes que empezar a poner en práctica lo que estas aprendiendo. La teoría no sirve para nada si se queda en teoría. Tiene que ser concertada y es eso lo que vamos a hacer.

No te preocupes por el tiempo. El tiempo que gastes, en definir tus objetivos será el tiempo de tu vida mejor empleado.

Busca un lugar tranquilo y una hora en que puedas desentenderte de todo lo demás.

Ya sé. Me vas a decir que no dispones de esa hora.

La gente nunca tiene tiempo para nada y mucho menos para si misma. Este es uno de los grandes engaños que debemos corregir.

¡Interesante! Pasamos la vida sin tiempo para vivir.

Piensa un poco ¿no te parece que mereces un poco de tiempo? ¿No deseas ser más, vivir mejor, ser más feliz, sentirte más realizado?

Pues bien, empieza por darte un tiempo para saber a donde quieres ir y lo que quieres de la vida.

Suelen decir que quien trabaja mucho no tiene tiempo para ganar dinero.

Lo mismo se puede decir de la vida. Quien vive corriendo no tienen tiempo para vivir.

Por eso, arréglatelas para encontrar un espacio de tiempo para pensar con tranquilidad.

Suelta el cuerpo, relájate. Si quieres, escucha, una música, suave. Esto puede ayudarte a ver mejor lo que quieres.

Deja que tu imaginación te lleve a alguna de las cosas que es objeto de tus deseos, a algo que siempre has deseado y que siempre te ha parecido imposible de alcanzar.

Escribiendo, grabamos, cristalizamos, reafirmamos, reforzamos.

Definido el objetivo, el segundo paso es establecer una fecha límite para su consecución.

Esto último es muy importante para motivar nuestra acción.

DA TIEMPO AL TIEMPO

Procura ser realista al establecerte un plazo. Debes saber que para que una cosa se materialice se requiere tiempo.

Date un tiempo, ni tan corto que te acarree preocupación, tensión excesiva, ni tan largo que te deje sin motivación.

Sé ambicioso. Aspira a grandes objetivos, capaces de motivarte constantemente.

Normalmente un objetivo no puede ser alcanzado de forma directa.

Para llegar a él hay necesidad de pasar por objetivos intermedios y direccionados para el principal. Estos objetivos intermedios son las metas.

No debemos pretender llegar al objetivo con un solo paso. Van a ser necesarios muchos, pero a cada paso dado estaremos más cerca de ese objetivo.

Confunden una cosa con otra.

No saben que el tiempo es un factor fundamental para la consecución de cualquier cosa.

Si has pasado al papel tu objetivo y te has puesto un plazo para alcanzarlo, tu decisión es ya un hecho y va a empezar a actuar como un imán, atrayendo todo lo que venga a ser útil para alcanzarlo.

Ahora, sólo falta… ¡actuar!

PUNTOS PARA RECORDAR

1-       Si queremos llegar a algún lugar, conseguir algo, tenemos que saber a donde queremos ir, que queremos conseguir.

2-       Después de la decisión, el objetivo es el punto de partida de todo.

¿Tienes un objetivo? Si todavía no lo tienes, no dejes pasar este momento. Coge una pluma y un papel y dedica todo el tiempo que necesites para encontrar el objetivo por el que iras a luchar. Será el momento del día mejor aprovechado.

3-       Cuatro grandes ventajas de tener un objetivo:

1-       El subconsciente empieza a trabajar porque sabe lo que tiene que hacer.

2-       Sabiendo lo que se quiere se empieza a actuar de forma consciente.

3-       El trabajo pasa a ser placentero.

4-       Se empieza a ver oportunidades que, de otra manera, pasarían desapercibidas.

4- Todo éxito implica un cierto ciclo natural:

                                      Objetivos

                                        Metas

                   Persistencia                    Planos

                            Miedo          Acción

                                      Problemas

 ¡Levántate! Mira de frente a la vida. ¿Qué quieres de ella? Decídete. Escribe tu objetivo y el mundo será tuyo.

MOTIVACIÓN

MOTIVA EL SUBCONSCIENTE

De nada sirve tener un objetivo y querer trabajar por él, si no tenemos el poder de motivarnos, si no tenemos un deseo ardiente.

Saber motivarse es uno de los grandes secretos de la materialización del deseo.

Para que exista una auténtica motivación es imprescindible una unión interna básica entre nuestro subconsciente y nuestro consciente. Mantener esta unidad interna es muy difícil. Pero el pensamiento sólo tiene fuerza si se apoya en la emoción.

Nuestra parte racional, la mente no consigue sustentar lo que no es objeto de la emoción.

En el instinto y en la emoción está toda la energía vital que necesitamos para vivir y para materializar nuestros objetivos.

Decíamos que por más maravilloso y por más espiritualmente profundo que sea un objetivo, si el subconsciente no lo sirve como algo deseable, no va a encontrar eco en el interior de la persona y, por tanto, no va a tener fuerza para materializarse.

Va a ser muy difícil alcanzarlo.

Recuerda que no es suficiente que la razón vea el motivo; es fundamental que la emoción lo viva y lo prefiera a los otros como el mejor y el más deseado bien.

Nuestra naturaleza emocional es nuestra debilidad y nuestra fuerza. Todo va a depender de que vivamos o no en armonía con ella.

Esto ocurre con mucha frecuencia en la familia, particularmente en el matrimonio.

Cuando la emoción deja de quererlo como un bien y empiezan a tener peso sólo la razón, los hijos, la sociedad o un motivo espiritual como “el matrimonio” es indisoluble, por ser una institución divina” (¿?), y por este motivo no se puede pensar en separación… comienza a surgir un problema tan grande que, si no se tiene cuidado, el resultado va a ser la tensión, el nerviosismo, la enfermedad, el resentimiento… la autodestrucción.

Se puede tener una gran fuerza de voluntad y un gran espíritu cristiano y sustentar el matrimonio por tales motivos, pero la felicidad y la vida irán desapareciendo del corazón de esas personas pues la emoción no está motivada para continuar alimentando esa unión y/0 se mata la emoción, muriendo con ella una parte fundamental de nuestro ser, la parte donde está la motivación para la propia vida, o se busca en otros lugares en la tentativa de encontrar una motivación para seguir viviendo.

He dado este ejemplo porque es muy común y para que comprendas lo que quiero decir cuando afirmo que es en la unión interna donde reside el equilibrio, la fuerza, la realización, el logro de cualquier cosa que deseemos. La motivación mayor para conseguir lo que queremos es aquella que tiene el apoyo de nuestro ser en su totalidad, o sea, el apoyo de nuestro consciente, y de nuestro inconsciente y que además recibe el refuerzo de nuestro superconsciente.

Cuando se habla de educación, se de aprendizaje se menciona mucho la motivación, pero sin saber como motivar.

Se piensa que motivar es dar las razones lógicas que permiten ver la necesidad del estudio, de la buena conducta…

Aquí esta uno de los grandes fallos de la educación: no dar importancia a lo más importante.

¿Te acuerdas del carruaje del que hablamos en el primer capítulo, y, de cómo nosotros nos podemos comparar con él?

¿Qué juicio hiciste de aquel cochero que, por considerarse superior al caballo, lo dispensó y después tubo que arrastrar él mismo el carruaje?

¡Una buena humorada sin duda!

Si cayésemos en la cuenta de lo que hacemos a todas horas con nosotros mismos o de lo que hacen la educación y la enseñanza con la colectividad, quedaríamos espantados, con certeza. Nos sentiríamos tan torpes que, a partir de ese momento –así pienso yo- podría empezar a surgir un mundo nuevo: un mundo más humilde, menos dogmático, más realizado, más feliz, más sensato, más sabio.

HAZ DE TU OBJETIVO UN IMÁN

En el capitulo de visualización, vimos como podemos despertar la imaginación a través del devaneo. En aquel momento no teníamos ningún objetivo concreto. Dejábamos que apareciese en nuestra mente cualquier cosa que nos agradase emocionalmente, sin preocuparnos de qué se trataba y sin importarnos que fuesen uno, dos o más objetivos.

Ahora, supongo que tienes ya un objetivo claro, concreto, un objetivo que incluso has escrito y fijado en un papel.

Si aun no lo tienes, reserva un tiempo para encontrarlo.

Este libro quiere ser básicamente práctico; su lectura ha de llevar a conseguir lo que se pretende en la vida y no a saber como se debería actuar si…

El fallo fundamental de nuestro tiempo en el campo del saber está en que hay mucha teoría, teoría que engendra más teoría y que no es puesta a prueba en la práctica. Y cuando menos esperamos, estamos hablando de cosas que no tienen nada que ver con la realidad.

Supuesto el objetivo, vamos a hacer que reciba el apoyo del subconsciente, que éste se interese por él.

VIVE EMOCIONALMENTE EL OBJETIVO

Para esto debemos  conseguir que lo que queremos se presente como algo placentero, interesante, como un bien para el subconsciente.

Sabrás que lo has conseguido, cuando sientas que la emoción acompaña a la imaginación, cuando empieces a sentirte con fuerzas para entrar en acción.

Pero cuidado. Esto no es fácil. No se consigue siempre en el primer intento.

En verdad, aun en el caso de conseguirlo, es necesario empeñarse, insistentemente, durante una o dos semanas, en inflamar esa emoción.

De esa forma estamos acumulando en el objetivo que pretendemos alcanzar una gran carga de energía.

Es como si estuviésemos imantándolo.

Después de esto, bastará que nos mantengamos cerca de lo que deseamos atraer para que se concretice, para que venga a nosotros con fuerza y sin esfuerzo.

Procura sentir e imaginar. Ese es el lenguaje del subconsciente.

¿VAMOS A VISUALIZAR?

Mucha gente pregunta: ¿Qué es visualizar?

Hay personas que cuando cierran los ojos ven imágenes, objetos, paisaje, o sea, lo que quieran.

Otros, si cierran los ojos, sencillamente no ven nada.

En verdad para la visualización creativa no es absolutamente necesaria esa facilidad de ver imágenes con los ojos cerrados. Es suficiente pensar o imaginar que se está mirando o sintiendo lo que se pretende.

DIFERENTES MANERAS DE VISUALIZAR

Hagamos un pequeño ejercicio para entender mejor lo que estamos diciendo.

Cierra los ojos e imagínate en tu casa.

Imagínate en la sala de estar, en el cuarto… Imagina el sofá, tal como es.

Siéntete andando por la casa… echado en la cama.

Imagina alguna experiencia agradable que hayas vivido recientemente: Alguna comida sabrosa, alguna caricia…

Ahora siéntate en algún lugar que evoque paz…

Emplea todo el tiempo que te haga falta.

¿Lo has conseguido? ¿Has conseguido imaginarte, sentirte? ¿Cómo?

Sea cual sea la manera de llegar a eso,  es útil para la visualización creativa.

No obstante, hay ocasiones en que sentimos que hay algo bloqueando nuestra capacidad de visualizar o imaginar. Tenemos la sensación de que no podemos hacerlo.

Podemos saber que estamos bloqueados, por ejemplo, cuando nos dormimos al tratar de relajarnos para visualizar.

Es normal que esto ocurra alguna que otra vez, si estamos muy cansados, pero si el hecho se repite constantemente, podemos ver en eso un síntoma de que tenemos algún miedo de encarar nuestros propios sentimientos.

Concluyendo, para llegar a la visualización creativa no es necesario “ver”, pero siempre será de gran utilidad poder hacerlo.

EJERCICIOS PARA APRENDER A “VER”

Hagamos algunos ejercicios más para aprender a “ver” y conseguir así mayor facilidad de concentración y de trabajo creativo.

La visualización y la representación mental tienen mucha relación con la atención de la mente a un asunto, o sea, con la concentración.

Relajación y concentración son dos elementos fundamentales para atraer lo que deseamos.

¿Vamos a los ejercicios?

Sentir el “punto” de visualización.

Escoge un lugar lo más oscuro posible. Cierra los ojos, sin apretarlos, e imagina algo que conozcas muy bien.

Ahora reduce la imagen o la sensación al tamaño de una caja de cerillas, aproximadamente, y trata de colocar el dedo índice derecho en el medio de la figura, después de traerla hasta tu frente.

El que apunte tu dedo en tu frente (entre las cejas) es el “punto” de visualización mental.

Para grabar bien ese “punto”, mantén tu dedo por algunos instantes en ese lugar y siéntelo antes de abrir los ojos. Hazlo visualizando algunas figuras sencillas.

VISUALIZANDO FIGURAS SENCILLAS

Escoge un lugar oscuro, cierra los ojos, relájate y procura visualizar alguna figura geométrica sencilla, por ejemplo, un triángulo.

No quieras pasar a una segunda figura mientras no hayas conseguido visualizar la primera.

Cuando lo consigas, antes de decidirte a pasar a otra figura, permanece visualizando la primera por algunos instantes.

Después, puedes pensar en otra figura igualmente sencilla.

Cuando ya tengas una cierta práctica, puedes pasar a figuras más complejas, y más tarde a objetos, paisajes, etc.

Recuerda que la visualización interna no se hace con los ojos.

Sólo con la práctica llegarás a los mejores resultados.

Debes sentir que estas perfeccionando un instrumento que te abrirá todas las puertas que quieras en la vida.

Practica bastante.

PUNTOS PARA RECORDAR

1-       La motivación es uno de los grandes secretos para la materialización de cualquier deseo.

Para que se dé una auténtica motivación, es necesaria la unión interna del consciente, del subconsciente y del superconsciente… El pensamiento (consciente) sólo tiene fuerza transformadora cuando se apoya en la emoción (subconsciente). La mente racional no sustenta por mucho tiempo lo que está falto del apoyo de la emoción.

2-       Motivar es hacer que la emoción viva el objetivo como el mejor y el más deseado de los bienes. Cuando hablamos de motivar no nos referimos al hecho de dar las razones lógicas de la necesidad racional de un objetivo, sino al hecho de hacer que el objetivo sea sentido como un bien por la emoción.

A través del pensamiento, el consciente ve lo que el objetivo tiene de verdadero y necesario, pero para que ese objetivo sea vivido positivamente por la emoción es necesario que se presente a esta como bien deseable.

FE

Al tratar de la motivación hemos dicho que la emoción es la más eficaz de las armas que poseemos para conseguir lo que queremos.

Hemos dicho también que cuando la razón y la emoción se contraponen es ésta última la que acaba venciendo.

Es difícil que alguien cambie de modo de pensar sólo por razones de la razón. Es difícil que alguien se adhiera a una ideología sólo por motivos racionales.

Hay siempre un componente emocional, tanto en la actitud conservadora como en la que busca el cambio.

Queramos o no, e incluso cuando lo negamos o nos resistimos a admitirlo, la razón siempre está teñida por el color de una emoción.

Afectadas por la emoción, incluso personas muy inteligentes pueden presentar razonamiento y conductas infantiles.

Ser afectado por la emoción no significa ser infantil. Significa, sencillamente, ser humano.

La emoción tiene su crecimiento. El ser humano que crece emocionalmente también es influenciado por la emoción en su razonamiento, conducta, inteligencia, crecimiento, haciéndose más humano y más divino.

Pero aquel que no ha crecido emocionalmente, aun en el caso de estar bien dotado intelectualmente, procederá y razonará muchas veces de manera infantil.

Queramos admitirlo o no, nuestro estrato subconsciente, emocional, es parte fundamental de nuestro estado de vida.

Las tres emociones más poderosas son: la fe, el amor y el sexo. A tales emociones se da el calificativo de positivas.

La emoción negativa más devastadora es el miedo.

Cuando se juntan, en torno a un mismo objetivo, la fe, el amor y el sexo, no hay nada que se les resista. La fuerza que representan es capaz de materializar el objetivo de manera casi instantánea.

Pero aunque seria lo mejor, no es necesario que esas tres emociones se den juntas.

La fe, ella sola, es capaz de mover montañas.

¿Qué es fe?

El mundo esta lleno de personas que dicen tener fe, así como de personas que dicen tener amor.

Pero si eso fuese verdad el mundo seria diferente.

No habría tanta miseria, enfermedad, sufrimiento y desilusión ante la vida.

Hay algo que no funciona bien.

La verdad es que a lo que llaman fe,  amor, o sexo, falta el componente básico que da a estas fuerzas el carácter de positivas, poderosas y transformadoras.

Sin este componente, la fe se convierte en su contrario: en miedo; el amor, en egoísmo y el sexo en posesión, y éstas son tres emociones que en vez de construir destruyen.

Analicemos la fe.

Hace algunos años se dio en Brasil un hecho que me hizo pensar.

Después de un intenso movimiento popular, Tancredo Neves acababa de ser escogido como presidente de Brasil.

El pueblo vivía un momento de gran entusiasmo. Pero, de repente, Tancredo cae enfermo y el país entero queda traumatizado.

Incomprensiblemente Tancredo Neves empeora y la nación, unida en la fe y en la oración lo ve morir.

Todo un pueblo unido en la fe, y aun así, Tancredo muere.

Este hecho me hace pensar. ¿La fe de un pueblo entero no fue capaz de salvar a Tancredo?

Dejemos de lado el destino o el hecho de que había llegado su hora ¿Quién puede decirlo?

Pero si analizamos mejor “la fe y la oraciones” del pueblo podremos ver que, en verdad, se creía, no en su recuperación, sino en su muerte.

El pueblo quería que viviese, pero sabía, pensaba que iba a morir, tenía miedo de que muriese.

Estaba, rezando por su recuperación, pero tenía miedo de que muriese, lloraba por su muerte.

LA FE QUE MUEVE MONTAÑAS

La fe de mucha gente es como la de aquella señora que un día, viendo la montaña que había en frente de su casa y acordándose de lo que dijera Jesús –aquello de que si alguien tuviera fe, aunque fuera tan pequeña como un grano de mostaza, podría mover montañas- se puso a hablar con el espolón y le dijo:

¡Mañana, cuando me levante, no estarás ahí!

Al día siguiente, la buena señora abrió la ventana y vio que la montaña continuaba en el lugar de siempre.

Con una sonrisa de satisfacción comentó: Exactamente como pensaba. Sabía que no iba a ocurrir nada.

La gente pide esto o aquello, pero piensa (cree) que no lo va a conseguir.

Siempre me pareció problemática aquella frase que tanto se repite: “Creo, Señor, pero aumenta mi fe”.

En verdad, tal frase podría ser traducida así: Me gustaría, creer, Señor, pero hay algo que no me deja ¡Ah, si pudiese creer!

Porque, o se cree o no se cree. No hay término medio.

Si dudo, por poco que sea, ya no creo. Puede decir que estoy casi creyendo, pero no puedo decir que creo.

Es como una puerta: O está abierta o esta cerrada.

Puede estar casi cerrada, pero si esta así, esta abierta.

Ocurre lo mismo con la fe: O la tenemos o no la tenemos. Y no es diferente con la confianza: O confío o no confío.

Si alguien dice: Confío, pero… en realidad, en el fondo, no confía.

La fe que es capaz de mover montañas es una fe que, ciertamente, no necesita “ser aumentada”.

Ir a la iglesia y pedir que llueva para, acto seguido, ponerse en traje de deporte y dirigirse al club, no es tener fe. Si hay una brecha, por pequeña que sea, pasa la duda en eso que llamamos fe, esa  no es la fe que es capaz de cualquier cosa. Podemos estar cerca de la fe, más cerca que otros, pero todavía  no hemos llegado a ella.

LA FE DEL SUBCONSCIENTE

Muchas veces nos parece que sabemos o creemos que tal cosa debe ser de determinada manera, pero nuestro subconsciente no lo cree así. En realidad, nuestra fe es otra.

En tal caso, por más que diga que creo, no consigo nada. La razón es clara: Estoy dividido internamente y quien vence es siempre el subconsciente, pues es en él donde está toda la fuerza vital.

Para tener poder, la fe tiene que unir las fuerzas del consciente y del subconsciente.

Sólo la fe consciente que se armoniza con la fe inconsciente es capaz de mover montañas.

La fe es la clave que abre o cierra el camino para cualquier cosa.

El subconsciente cree en muchas cosas, independientemente de que sean verdaderas o falsas, buenas o malas.

HECHOS QUE RECIBEN EL NOMBRE DE MILAGRO

Es interesante ver como los milagros (hechos extraordinarios que parecen ir contra las leyes naturales) siempre fueron considerados como expresiones de la verdad y del bien.

En verdad, lo que se llama milagro es el resultado de una fe. Esta fe puso en funcionamiento alguna ley poco o nada conocida que accionó determinados mecanismos, produciendo de esta manera un hecho inusual que es visto como imposible dentro del mundo natural.

El hecho de ver el milagro como algo sobrenatural y divino acabó haciendo de él una garantía de que se estaba en la verdad y con Dios.

Sin embargo, no hay ninguna religión que tenga la exclusividad de los milagros o hechos extraordinarios.

Los hacen personas de ideologías diferentes: católicos, espiritistas, protestantes, etc.

El milagro sólo prueba una cosa: prueba que hubo fe, que lo que se consiguió podía ser conseguido.

Fe en la posibilidad de la curación y el deseo de esa curación.

Por otro lado, la fe que realmente cura es la de la propia persona y no la del que cura.

Sin embargo,  el que cura desempeña un papel importante.

Es él que desencadena la acción, el que despierta la confianza, el que fortalece la fe subconsciente del sujeto, y el que así hace posible el milagro.

Un hábito se elimina con otro; una imagen, con otra.

El subconsciente está lleno de resentimientos, de sentimientos de culpa. De creencias religiosas negativas. Por eso encuentra gran dificultad para creer algo positivo. Y ni siquiera la oración funciona, pues cree que no merece acercarse a Dios.

Antes de nada tenemos que modificar el subconsciente. Sólo así, podremos contar, después, con la fuerza vital que este representa.

Tenemos que modificar el programa del subconsciente. No resulta que mi consciente crea en algo si mi subconsciente está programado de modo diferente.

Cuando decimos que no creemos en algo, lo que queremos decir, en realidad, es que creemos en lo contrario.

Por ejemplo, decir que “no creemos en el bien” significa que creemos en el mal, decir que no creemos en la sinceridad de las personas significa que creemos en su insinceridad.

No podemos tener miedo del subconsciente, porque si lo bloqueamos estamos pensando que es malo.

Obrando así, se posiciona, con sus imágenes y hábitos, como quien ve algo malo en todo esto.

En tal caso nos quedamos sin fuerza vital y nos vemos en la necesidad de crear “fuerza de voluntad” que, como vimos, es presagio de un futuro “stress”.

NO BASTA SABER

En la vida no basta saber. Podemos saber mucho sobre salud y estar enfermos, podemos saber mucho de psicología y ser psíquicamente desequilibrados, pues hay discrepancia entre lo que se sabe y las creencias del subconsciente.

Muchas creencias del subconsciente crean problemas enormes: complejos, sentimientos de culpa, inseguridad, miedos, tensiones, etc.

Pero el peor de los complejos es el que abarca el consciente y el subconsciente juntos.

Hay cosas en las que creemos también conscientemente (ya vimos que esta es la fe completa): las creencias políticas y religiosas son muy fuertes.

¿Cómo se sabe si una determinada creencia es o no factor de desequilibrio?

Si ves que alguien defiende una idea diferente de la tuya, sobretodo en materia de religión o de política (aunque también en otros campos) y te sientes emocionalmente tenso y no admites que otro piense de forma diferente de la tuya, es necesario tener cuidado con esa creencia tuya. Puede ser un complejo.

Cuando la emoción entra con fuerza en una discusión y no se consigue controlarla, es porque se tiene miedo.

La religión que se fundamenta en el miedo, es una religión inferior.

El hombre espiritual es alguien que ama, un ser libre que se siente en paz.

Cuanto más miedo, mayor dificultad para conseguir creer positivamente en algo.

La fe nos hace dueños y señores del universo. El miedo nos esclaviza.

Crea hábitos e imágenes de confianza, fuerza, convicción, riqueza, bienestar y abundancia. Cree en estas cosas y las conseguirás.

PUNTOS PARA RECORDAR

1-       La emoción es una aliada fundamental para la materialización de cualquier pensamiento. Hay siempre un componente emocional, tanto en la manutención como en el cambio de cualquier ideología.

Queramos o no queramos, nos empeñemos o no en negarlo, la verdad es que la razón siempre esta teñida con el color de la emoción.

2-       Las tres emociones positivas más poderosas son: la fe, el amor y el sexo. La emoción con mayor poder de destrucción es el miedo.

3-       El objetivo, si está unido a emociones positivas, tiene toda la fuerza que necesita para convertirse en realidad.

4-       No es necesario que las tres emociones se den juntas, aunque esto sería lo mejor. La fe, ella sola, es capaz de mover montañas.

5-       El mundo está lleno de personas que dicen tener fe, así como de personas que afirman amar.

Si eso fuera verdad, el mundo sería muy diferente.

En realidad, tanto en lo que llaman fe como en lo que llaman amor o seco, falta un componente básico y por eso estas fuerzas dejan de ser positivas y transformadoras.

La fe sin este componente es lo opuesto a la creencia: es miedo, lo mismo ocurre con el amor que se convierte en egoísmo y con el sexo que se convierte en posesión. Estas tres emociones son factores de destrucción.

6-       Las oraciones no funcionan porque rezamos para que ocurra una cosa, pero con miedo de que ocurra lo contrario.

Rezamos para que recupere una persona, pero creemos que puede morir. No se cree en la oración.

7-       Una puerta está abierta o cerrada. Puede estar más o menos abierta, más o menos cerrada, pero no podemos decir que está cerrada cuando no está aunque sólo falten dos centímetros para estar cerrada. Aún así, está abierta y un ladrón encontrará la misma facilidad para entrar que si estuviese totalmente abierta. Puede llevar a engaño a quien pasa por la calle, pero no a quien se aproxima, este ni encontrará dificultad para entrar.

8-       Lo mismo ocurre con la fe. Se tiene o no se tiene.

Se confía o no se confía.

Decir: “Creo, Señor, pero aumenta mi fe” es lo mismo que decir:

“Me gustaría creer, Señor, pero no consigo”. Podemos estar más o menos cerca de la fe, así como la puerta puede estar más o menos abierta, pero sólo la fe verdadera es capaz de mover montañas.

9-       Para que la fe sea realmente fe es necesario que crea el subconsciente. La fe consciente que se armoniza con la fe subconsciente es la fe capaz de transformar en realidad aquello que cree.

10-     Lo que se llama milagro es el resultado de una fe.

Los Milagros son realizados por personas de ideologías diferentes: católicos, espiritistas, creyentes de cualquier religión, y por personas que no tienen ninguna religión específica.

El milagro no prueba que estamos en la verdad; lo único que prueba es que hubo alguien que tuvo fe en algo que era posible.

11-     En la vida no basta saber. Podemos saber mucho sobre salud y estar enfermos; podemos saber mucho de psicología y ser psíquicamente desequilibrados.

Puede haber discrepancias entre lo que se sabe intelectualmente y las creencias del subconsciente.

Estas creencias son la causa de una serie de complejos, sentimientos de culpa, inseguridad, miedo, tensiones, etc.

Haz que tu subconsciente abrigue siempre imágenes de confianza, fuerza, riqueza, bienestar y abundancia. Cree y tendrás todo lo que quieres.