Curso de autoestima 269

Curso de autoestima 269

269. ¿Quién Eres Tú?

Autoestima 269- Quien eres tu – Curso de autoestima – Podcast en iVoox

«No esperes un milagro, Se tú el milagro»

-Alejandro Ariza

Tú eres una vida que es capaz de modificar su mundo, transformándolo, haciéndolo mejor y más bello.

¿Quién eres tú? Eres una vida llena de posibilidades.

El ser humano es un ser muy complejo dentro de su simplicidad. Importa conocerlo, para saber hasta donde puede llegar y por que no llega.

¿Por qué la mayor parte de los hombres vive de frustración, en frustración?… ¿Por qué la vida acaba siendo algo vacío y sin sentido?… ¿Por qué hay tanta miseria, pobreza, enfermedad, limitación?…

¿Quién eres tú? ¿Has nacido para eso?… No. Tú has nacido para triunfar, para ser feliz, para poseer en abundancia todo lo que necesitas para crecer y nunca para padecer cualquier clase de privación o enfermedad.

Voy a enseñarte como acabar con todo eso. Pero antes de nada voy a decirte quien eres, como funcionas y por que no eres feliz.

Supongo que habrás visto alguna vez esos carruajes que todavía circulan en algunas poblaciones rurales. En los días de fiesta desfilan por las calles dando colorido al lugar como las flores al campo en primavera. Pero lo que aquí nos interesa ahora es ver los elementos que componen el carruaje y como funciona este.

Fundamentalmente los elementos son tres: el carruaje propiamente dicho, el caballo y el cochero.

Cuando esos tres elementos están bien conjugados, el carruaje se desliza con soltura y elegancia por las calles del lugar dando la sensación de fluidez y desenvoltura.

Pero supónte que la palanca del freno está totalmente levantada. Prepárate para ver algo impresionante.

El caballo tiene que hacer un esfuerzo enorme para llevar consigo el carruaje y si lo consigue será arrastrándolo mientras sus ruedas presas chirrían con gran desgaste de la calle, de las ruedas, del caballo e, incluso del cochero. Todo el conjunto está sometido a un estado de violencia desgastante que en poco tiempo se traducirá en una parada total.

Supónte otra cosa: El cochero no controla al caballo. El caballo va para donde quiere y si se desboca podrá ocasionar un accidente con daños para el carruaje, para el cochero y para terceros.

Imagínate una tercera posibilidad: El cochero tiene miedo del caballo y lo detiene con las riendas con tanta fuerza que no le deja salir del lugar. Está claro que así no irá a ningún lugar.

Una cuarta situación: El cochero se siente muy superior al caballo y orgulloso, piensa que no necesita de él para nada. Entonces lo suelta y lo deja ir. ¿Qué va a ocurrir? El no tiene fuerza para llevar el carruaje, pero es eso lo que tendrá que hacer si quiere salir de donde está. !!Qué situación!.

Vamos a comparar nuestro ser con ese carruaje. Podremos sacar conclusiones muy interesantes. Poco a poco, a medida que avance el curso iremos viendo el alcance de esta comparación.

Hay en nosotros un carruaje (nuestro cuerpo), un caballo (lo que llamaremos «el subconsciente» : nuestros instintos y emociones) y un cochero (nuestro ser consciente: el pensamiento y la voluntad).

El cuerpo es movido por el subconsciente. Este es el responsable por el movimiento de aquel. Los instintos y las emociones dan vida al cuerpo. En el subconsciente está toda la energía vital del organismo, los mecanismos automáticos que hacen que el cuerpo funcione con salud, deslizándose satisfactoriamente a lo largo de la vida.

Con frecuencia, el subconsciente es menospreciado porque se ve en él algo de naturaleza animal, ya que nosotros somos seres… espirituales.

Como veremos más tarde, cuando tratemos de la utilización de toda nuestra fuerza y capacidad para nuestra realización, este es uno de los grandes errores.

Es verdad que hay en nosotros un elemento de carácter espiritual, pero este sólo actúa mediante nuestra naturaleza humana y esta tiene como base el subconsciente, que es el motor fundamental de la vida.

¿Te acuerdas de la importancia del caballo en el carruaje?

Pues la importancia del subconsciente en el conjunto de nuestro ser es todavía mayor.

Cuando dejamos de lado esta verdad nos ocurre lo mismo que al cochero que por considerarse superior al caballo lo retiró del carruaje.

El consciente no está hecho para hacer andar el carruaje, sino para controlar el conjunto, para saber lo que se quiere y para dirigir con su voluntad al caballo que, este sí, llevará el carruaje a donde quiera el cochero.

Cuando  el consciente, orgulloso de su parte espiritual, menosprecia la parte animal, se ve en la necesidad de desarrollar eso que llaman «fuerza de voluntad», que normalmente es vista como una virtud !Hay tantos errores confundidos con virtudes y tantas virtudes confundidas con errores!.

¿Pero para que sirve esa «fuerza de voluntad» que, por una gracia especial de Dios, tendrían algunas personas? Sirve para hacer andar al carruaje, ya que hemos descartado al caballo que tendría que moverlo.

Cuando bloqueamos o menospreciamos el subconsciente, que es el mecanismo automático que necesitamos para seguir viviendo, nos vemos obligados a depender de esa «fuerza de voluntad» y nos ponemos a controlar manualmente el mecanismo de una máquina -nuestro cuerpo- que no conocemos. Nada de extraño, por tanto, que empiecen a aparecer consecuencias desastrosas: enfermedades, irritaciones, nerviosismos, desinterés por la vida.

Hay personas que si se levantan de la cama es por su fuerza de voluntad, si comen es por su fuerza de voluntad, si trabajan es por su fuerza de voluntad. Hasta dormir pretenden hacerlo usando su fuerza de voluntad. Viven haciendo fuerza constantemente. Nada fluye naturalmente son raras las cosas que hacen con gusto, con alegría, con placer. La vida no se desliza con suavidad y elegancia. Vivimos a base de «fuerza de voluntad» hasta que un día nos vence el peso del carruaje y entramos en un stress del que no salimos nunca más. Y entonces sentimos que nuestra vida no tiene más sentido, o peor todavía, que nunca lo ha tenido.

Lo que debemos tener es «voluntad», esto sí.

Voluntad es saber lo que queremos e ir en pos de ello con la fuerza y la energía de quien fue hecho para eso.

La voluntad es la gran arma del consciente, la gran fuerza, capaz de dirigir para donde quiera la energía de quinientos caballos, si viene al caso. El cochero no ha sido hecho para competir en fuerza con los caballos. Tampoco ha sido hecho para anularla. Ha sido hecho para dirigir, para orientar, para direccionar esa fuerza.

Saber lo que se quiere es el papel del consciente. Materializar lo que se quiere es el papel del subconsciente.

Más adelante veremos que aquí está uno de los secretos para conseguir cualquier cosa que se quiera.

Nuestro poder está en la armonía de todas nuestras partes constitutivas: subconsciente, consciente y lo que llamaremos superconsciente.

Lo analizaremos por partes.

Eres algo tan maravilloso que puedes considerarte … EL MAYOR MILAGRO DEL MUNDO.

PUNTOS PARA RECORDAR

1-       !Que bella es la vida! La vida es la razón de toda esa maravilla que es la creación. Puede, a veces, estar curvada por el peso de los problemas, pero aun así continúa siendo el motivo fundamental de la creación. El mundo es diferente porque existes tu.

2-       !Tu eres una vida capaz de modificar tu mundo, de transformarlo, de hacerlo mejor y mas bello. Viniste a este mundo para triunfar, porque posees una vida que lleva escrita dentro de ella esta orden: Crece, multiplícate, desarróllate. Sube a la altura que quieras. Posees todos los mecanismos necesarios para llegar a donde desees.

3-       Eres un ser hecho para poseer una unidad perfecta dentro de una cierta complejidad. Cada una de tus partes constitutivas debe sentirse como una unidad perfecta dentro de otra unidad mayor. A medida que esta unidad mayor vaya siendo conseguida, estarás adquiriendo toda la fuerza necesaria para caminar, crecer, realizarte y tener éxito. Como el carruaje, que, si está bien concertado, puede llegar sin desgaste a cualquier lugar.

4-       Eres un ser hecho de cuerpo, instinto, emociones, razón, amor, libertad y trascendencia. Y eso es lo mismo que decir que eres cuerpo, subconsciente (instintos y emociones), consciente (razón, voluntad) y superconsciente (amor, libertad, trascendencia).

5-       El secreto para conseguir cualquier cosa que queramos está en la armonización, en la unidad de todo ese conjunto humano.

6-       Tú eres algo maravilloso -ERES EL MAYOR MILAGRO DEL MUNDO.

SOLO HAY UN LIMITE, EL QUE TU TE PONES

Desde niño, una de mis alegrías ha sido siempre contemplar el cielo estrellado.

Viví hasta los treinta años entre el mar y las montañas. Y tanto en el mar, como en lo alto de una montaña, el cielo tiene una grandeza especial.

Tanto me gustaba mirar aquel inmenso mar de estrellas que conocía la mayor parte de las que se podían ver a simple vista.

Conocía las constelaciones y su movimiento en cada estación del año. Las veía retornar, con precisión extraordinaria, cada una a su lugar y a su debido tiempo. Recuerdo cuando empecé a interesarme por todo ese universo lleno de misterios y abierto siempre a nuevas conquistas.

Habíamos acampado en las montañas que separan España de Francia, en la Cordillera de los Pirineos.

Era un lugar maravilloso, cerca de una presa entre dos valles famosos: Salazar y Roncal.

La noche estaba estrellada, como hace mucho tiempo no he visto otra igual.

Todas las noches nos reuníamos alrededor de la hoguera y allí cada uno hablaba de lo que sabía. Hablábamos de todo, reíamos, cantábamos… Es una experiencia que sólo se comprende cuando se pasa por ella: Experiencia profunda de contacto con la naturaleza, con la vida, con la abundancia, con lo ilimitado del macrocosmos o del microcosmos. No hay límites, a no ser los que nosotros mismos pongamos.

Cuando no somos capaces de avanzar más, en vez de reconocer que otros saben, tal vez, más que nosotros, sencillamente negamos realidad a lo que no entendemos considerándolo absurdo o imposible.

Aquella noche, el responsable del grupo, al reunirnos nos dijo: Hoy vamos a comenzar nuestro encuentro con la hoguera apagada. Vamos a contemplar el cielo.

Nos sentamos sobre la hierba en un hermoso claro, entre la presa y el bosque, y empezamos a mirar el cielo.

Era una noche de gran nitidez, como he visto pocas. Miles de estrellas nos miraban, e imagino, sonreían viendo nuestros rostros de admiración.

¿Veis esas estrellas? Son cientos de veces mayores que la tierra, cientos de veces mayores que el propio sol.

Si me prometéis silencio, os contaré algunas de las maravillas del universo.

Nos acomodamos rápidamente. En un momento, se podía oír hasta el silencio que acabábamos de hacer.

Mirad el cielo ¿alguien puede contar las estrellas que ve? Mirándolas, los antiguos imaginaban cosas que conocían aquí, en la Tierra: animales, carruajes… y así agruparon las estrellas en constelaciones a las que dieron nombres como Toro, León, Osa Mayor y Menor…

Pero aunque veamos tantas estrellas, las que vemos son poquísimas comparadas con las que existen. Por ejemplo… ¿estáis viendo aquellas? Son las que forman la constelación Gemelos. Sólo conseguimos ver seis. Pero si usáramos un telescopio y focalizásemos esa área de la constelación Gemelos veríamos más de tres mil estrellas.

¿Y aquella nebulosa que parece un camino blanco? Da la impresión de una tenue zona de niebla, pero si la observamos con el telescopio lo que vemos es un inmenso enjambre de estrellas que brillan más que el Sol. Son millones y millones de estrellas. Añadamos a ellas las que estamos viendo en el cielo entero. Todas juntas no son sino una muestra de una galaxia, de nuestra galaxia, que se desliza por el espacio acompañada en perfecta armonía, por miles de galaxias iguales o mayores que ella.

¿Y la Tierra, que nos parece tan grande? ¿Donde está? ¿Qué representa? Es un pequeño planeta de una pequeña estrella a la que hemos dado el nombre de Sol y que forma parte de una constelación.

La tierra es 1.300.000 veces menor que el Sol. ¿Y las distancia? El Sol está a 149.489.000 Kms de la Tierra… Para que os hagáis una idea de lo que esto significa, si viajásemos en línea recta, en un tren, a 100 Km/hora, sin parar un instante, llegaríamos al Sol después de 170 años.

¿Y la estrella más cercana a la Tierra? Es la estrella Alfa, de la constelación de Centauro. Su distancia es 260.000 veces mayor que la distancia entre la Tierra y el Sol.

Esto quiere decir que la distancia entre la Tierra y la estrella alfa, en kilómetros, es 260.000 multiplicado por 149.489 Km.

A esta altura yo ya me había perdido en los números y no escuchaba más. Lo único que sentía, y esto con fuerza, era que formaba parte de un universo ilimitado de posibilidades, de un universo que, para nuestro modo de ver, es infinito, porque nunca, por más que lo desvelemos, llegaremos a agotarlo, nunca llegaremos a sus límites.

Formamos parte de un universo ilimitado.

Jamás me olvidaré de aquella noche.

Decidme: ¿El que hizo toda esa maravilla pudo tener la intención de poner límites a las cosas? Todo en la naturaleza es abundancia. Nuestra mente tiene el poder de crear todo lo que es capaz de imaginar, creer y desear.    

EDUCADOS PARA LA LIMITACIÓN

Desgraciadamente somos educados para la limitación.

Pero ¿Por qué? Porque nuestros padres también lo fueron, así como lo fueron nuestros abuelos…

Es hora de pensar, de usar nuestra creatividad, de cambiar.

Piensa un poco. Ya en tiempos remotos, los que detectaban el poder, no queriendo perderlo, se valían de todos los medios para controlar sin muchas complicaciones a la mayoría.  

A través de las instituciones oficiales se iban colocando en las mentes ideas de limitación que acababan reduciendo la vitalidad y la energía.

Antiguamente, esto se hacía de una forma más directa.

Hoy se hace de un modo más sutil. De cualquier manera, la intención continua siendo la misma: limitar para controlar.

Universidades que deberían estar abiertas a todo lo que pudiese ser una respuesta a las transformaciones, no pasan, a veces, de defensoras de conceptos ya superados.

Religiones que deberían abrirse a mundos de riqueza infinita, pues Dios es infinito, nos limitan constantemente con ideas como: No valemos nada; somos todos pecadores y no podemos ser otra cosa, pues nacemos del pecado… Dios ama de manera especial al pobre… !Ay de los ricos!… Debemos tener resignación.

!El mundo se va a acabar!…

!Qué interesante! En verdad, pobre y rico no significan tener o no tener, sino mezquindad o corazón abierto y generoso que por amar la vida la multiplica y se complace en ella.

Un día Jesús contó una parábola muy sugestiva, la parábola de los talentos. Leed con atención su conclusión: «A quien tiene más, se le dará más. Al que tiene menos se le quitará incluso lo poco que tiene».

¿Habéis pensado alguna vez en eso? Parece que tenemos aquí algo diferente de aquella idea de pobre y rico, de tener y no tener.

LA LEY DE LA VIDA

La vida (y aquí en la tierra, nosotros representamos la vida más perfecta) lleva dentro de sí una ley, un instinto = la multiplicación, el despliegue y el crecimiento.

La simiente que lanzamos a la tierra tiene necesidad de continuar viviendo, de crecer, de desplegarse, de multiplicarse, de superarse a sí misma en una vida cada vez más plena.

Esta es una ley de la propia vida, algo inscrito en ella como necesidad, instinto, deseo. Y si esta ley encuentra obstáculo que impide su cumplimiento, la vida se malogra y muere.

Esta ley, inscrita en la raíz misma de la vida tiene necesidad de medios para hacerse realidad.

Una simiente, por ejemplo, tiene necesidad de tierra, de agua, de sol, de substancias minerales especiales.

Además, cada simiente requiere, de acuerdo con su especie algunos cuidados complementarios.

Estas son las llamadas necesidades básicas. Se trata de cosas indispensables para que la vida pueda dar cumplimiento a la ley que lleva dentro de sí: vivir y vivir de forma cada vez más exuberante.

Hay otras cosas que no son básicas, pero si necesarias para que esa vida mejore en calidad. Son cuidados especiales que, cuando tomados, llevan esa simiente no sólo a una vida más exuberante, sino también a un desarrollo que se traduce en frutos y simientes de una calidad superior.

Esto es posible porque cada simiente, también lleva dentro de sí una ley de evolución.

Si esas necesidades básicas no son atendidas, la vida decae y muere. La vida se malogra, falla y acaba.

¿Y nuestra vida?

También nosotros llevamos en nuestro interior esa ley.

Somos una vida que para realizarse necesita crecer, ser más abundante cada vez y desarrollarse. Esto es lo que trae energía, paz, equilibrio, alegría, felicidad… y un deseo cada vez mayor de vivir y de ayudar a otros a que vivan.

Mucha gente piensa que sólo se puede vivir a costa de la vida de los semejantes y así no dejan vivir a los demás. No hay nada más equivocado que eso.

Una pregunta: ¿Te parece que el autor de todas esas maravillas, de esos mundos sin fin, de tantas especies de vida, que derrochó abundancia por todas partes y que puso en el interior de cada vida la ley del crecimiento, dejaría de dar los medios para que esa ley pudiese transformarse en realidad? ¿Pasa por tu cabeza que un ser tan perfecto podría imponer una ley y no dar los medios para poder cumplirla?

TODO AQUELLO PARA CUYO USO ESTAMOS CAPACITADOS LO PODEMOS ALCANZAR.

Alcanzarlo es la mejor manera de llevar a su plenitud nuestra vida y la forma de vida en que mejor se manifiesta Dios a través de nosotros. Puedes alcanzar todo lo que verdaderamente quieras.

Puedes llegar a tener todo lo que de verdad desees.

El deseo, en el fondo no es otra cosa que la energía intentando manifestarse y queriendo materializarse. Pero sólo deseamos realmente algo cuando conseguimos imaginarlo como posible y cuando creemos que lo podemos alcanzar.

Un ejemplo: Si consigo imaginar el cáncer como algo que tiene curación y llego a creer que puedo curarlo y a querer realmente curarlo, acabaré encontrando el camino para su curación.

Imaginar algo que creemos que es imposible no nos da ninguna apertura de visión por mayor que sea nuestra imaginación.

Pero la imaginación, unida al deseo y a la fe en la posibilidad de lo que se imagina, tiene el poder de hacer realidad todo lo que se desea.

VIVIMOS EN UN MUNDO DE ABUNDANCIA

Fui como invitado a una fiesta en una iglesia de los suburbios de Sao Paulo.

En medio del salón había una enorme tarta. La comunidad se había reunido, no me acuerdo ahora con que motivo, para compartirla. La verdad es que nunca había visto una tarta tan grande.

Mientras el sacerdote decía algunas palabras de bienvenida, las personas miraban la tarta como si estuviesen hipnotizadas.

Cuando el sacerdote terminó de hablar, fui a saludar a un amigo que acababa de llegar. Y cual no fue mi sorpresa cuando mi amigo, antes de que tuviese tiempo de saludarle, me dijo: «Mira, mira detrás de ti».

Miré… y quedé atónito con lo que vi: El panel que unos segundos antes hacia de soporte de la tarta estaba vacío, limpio.

La tarta había desaparecido. Sólo veía pedazos de ella en las manos y en las bocas de las personas. Nunca después he visto nada igual. Fue algo increíble.

SI NO COJO, ME QUEDO  SIN

La idea de que la vida y el mundo ofrecen sólo recursos limitados nos lleva a comportamientos parecido como el de aquella comunidad.

Pensamos que el mundo es una tarta y que si no somos «listos»  nos quedaremos sin nada. Siendo así, es necesario disputar para conseguir algo. Para conseguir llegar a la tarta y hacernos con el mayor pedazo posible, utilizamos los llamados métodos competitivos, donde lo que importa es conseguir, sea como sea, lo que se quiere.

Estamos en un mundo de abundancia. No es un mundo de cosas contadas. No es una tarta que si unos comen otros se quedan sin nada. Es porque lo imaginan así por lo que muchos se matan para conseguir un pedazo.

Eso crea revueltas, odios, violencia, enemistades.

Se aplica la ley de la selva, la ley del más fuerte, aquella ley que dice: «Amistad es amistad, negocio es negocio».

Si aplicamos esa ley, estamos comportándonos como seres poco evolucionados, como quien todavía está en una fase de vida subconsciente.

Pero la verdad es que estamos en un mundo muy diferente de ese. Podemos crear todo lo que somos capaces de imaginar. NO VA A FALTAR NADA SI SOMOS CAPACES DE CREER EN LA ABUNDANCIA.

No hace mucho tiempo, los periódicos decían que el petróleo se estaba acabando y que en pocos años faltaría totalmente.

Eso sacudió la economía de muchos países pues el petróleo subió de precio y pasó a ser racionado. Creó un desequilibrio en la balanza comercial de muchos países.

¿Pero por que? ¿Por qué tanta desesperación? Porque el petróleo era el elemento fundamental del combustible energético que movía el mundo.

Bastó pensar que el petróleo se podía acabar para que muchas cabezas se pusiesen a buscar otras formas de energía que lo sustituyesen.

Surgieron diversos combustibles para motores, combustibles con desempeño mucho mejor e incomparablemente más baratos.

Sin embargo, muchas de esas posibilidades fueron archivadas porque obligarían a paralizar una buena parte del mercado petrolífero y esto no interesaba a una cierta minoría.

Lo que quiero probar con este pequeño ejemplo es que estamos en un mundo de abundancia.

Nunca faltará lo que sea necesario para el crecimiento de la vida en el universo.

Se habló de falta de agua potable para la humanidad y poco después se encontraba la fórmula para extraer del mar todo el agua potable necesaria, un agua incluso mucho mejor que la que tenemos.

Y así podríamos multiplicar sin fin los ejemplos.

Estamos en un mundo de abundancia.

DESEA LA ABUNDANCIA

Basta necesitar y desear para que aparezca.

Pero, atención, no es cualquier deseo lo que hace posible las cosas. Tiene que ser un deseo fuerte, vivo, concentrado, real. Sólo él es capaz de modificar la realidad.

Generalmente nuestros deseos carecen de fuerza: «Me gustaría… Si pudiese…» Este tipo de deseo no tiene ninguna fuerza, y no la tiene porque siempre viene acompañado de pensamientos que, de forma expresa o no, rezan más o menos así: «Me gustaría… pero sé que no lo voy a conseguir… no es para mí… es imposible.

Uno de los graves problemas que nos amenazan es el de programar nuestras limitaciones. La pobreza, la enfermedad, el hambre son una realidad, pero no porque deba ser así, sino porque lo creamos nosotros mismos con nuestra convicción de que hay limitaciones.

Tenemos que empezar a creer que hay abundancia para todos y que todo puede llegar a ser posible. Sólo así modificaremos la vida.

No podemos aceptar la idea de que la pobreza es inevitable, aunque, repito, sea una realidad.

Son nuestras ideas de limitación las que crean tantas limitaciones.

Voy a hacerte unas preguntas. Respóndelas para ti mismo:

¿Eres capaz de imaginarte rico, triunfando en la vida, realizado?

¿Eres capaz de verte rodeado de abundancia?

¿Eres capaz de sentirte entre personas que tienen todo lo que quieren?

Si no conseguimos vernos así, va a ser difícil que lleguemos a tener más que lo que tenemos.

Es curioso, hay personas que no se permiten tener, porque piensan que teniendo estarán impidiendo que otros tengan.

La verdad está exactamente en lo contrario. Si tenemos, tenemos la posibilidad de aumentar la felicidad de los demás. Sólo puede dar quien tiene y quien tiene más, más puede dar.

El saber, el dinero, el poder, son fuerzas que, usadas de forma positiva, pueden hacer siempre que otra persona sea más feliz.

La forma de usar estas fuerzas es lo que va a dar al que las tiene el poder de construir o destruir. Como fuerzas, son sólo fuerzas, ni buenas ni malas.

TOMA CONCIENCIA DE LO QUE QUIERES Y ASÚMELO

Dentro de la idea de limitación, nos encontramos con dos dificultades. La primera es saber lo que queremos.

La segunda, aceptar ese bien para nosotros.

Es interesante, con frecuencia no nos permitimos querer un bien porque pensamos que no lo merecemos.

No conseguimos imaginarnos felices, teniendo todo aquello, que nos gustaría tener, porque sentimos que no lo merecemos o sencillamente porque nos parece que está fuera de nuestro alcance.

La imagen que tenemos de nosotros mismos es muchas veces poco positiva. La educación, las críticas de nuestros padres, y de los familiares en general, nos transformaron en seres limitados y miedosos.

Empecemos a liberarnos.

¿Qué tal un poco de ejercicio?

EJERCICIO PARA ABRIR HORIZONTES

El ejercicio que vamos a hacer deberás repetirlo por tu cuenta de vez en cuando. Con esto estarás ampliando tus horizontes, esos horizontes que suelen ser tan limitados en las personas. Lee primero con atención y después haz el ejercicio.

Siéntate cómodamente o, si lo prefieres, túmbate y procura relajarte lo más posible.

Imagínate en un bonito lugar. Si te gusta la naturaleza, siéntela alrededor de ti, en un hermoso día de sol… siente el prado… los árboles… una cascada…

O la playa, con su arena dorada y limpia.

Imagina y degusta todos los detalles.

Saboréalo todo, una y otra vez, cada vez más.

Después de disfrutar bastante con ese lugar vete con la imaginación a otro muy diferente… a un lago, a un campo cultivado… a una montaña.

Siente y goza este nuevo ambiente, consciente de que formas parte de todas esas maravillas.

Continua viajando con la imaginación y visita los más variados y fantásticos lugares: colinas, bosques, desiertos.

Aprecia cada uno de ellos todo el tiempo que quieras.

Ahora imagínate llegando a una isla donde te reciben con todas las pompas: música, danzas, alegría… todo para ti.

Imagina lo que quieras.

Después de todo eso, eres recibido en un palacio para un gran banquete donde se sirve todo lo que te gusta. Enseguida, te llevan al tesoro del palacio y te dejan escoger, como regalo, todo el oro y todas las joyas que quieras, sin restricción ninguna.

Viaja por todos los lugares del mundo, siente la abundancia que hay en cualquier parte y recibe cuanto quieras de todo lo que te apetece.

Imagina a los demás. Todos están bien y viven en la abundancia. Como tú, las otras personas tienen todo lo que quieren.

Explora el sistema solar… otros mundos… otras galaxias… Siente la abundancia de la creación. Y vete repitiendo una y otra vez: Estoy en un mundo de abundancia. El universo es inmensamente rico y hay suficientes bienes para todos.

La abundancia es el verdadero estado del ser y yo la acepto y quiero, Dios es fuente inagotable de toda abundancia. Deseo y acepto tener todo lo que necesito para ser feliz. Sé que cuanto más tenga más podré ayudar. Toda riqueza camina irresistiblemente hacia mí. Cada día estoy económicamente mejor.

Me siento rico y  feliz. El mundo es pródigo y generoso  con todos.

Tranquilo, relajado, deja que todo esto penetre en ti a través de la emoción y del deseo.

Haz este ejercicio, de vez en cuando, sin prisa.

Poco a poco, las limitaciones para las que estabas programado, irán desapareciendo y un día te darás cuenta de que tus pensamientos son otros, más positivos, más confiados.

PUNTOS PARA RECORDAR

1-       Sólo hay un límite, el que tú te pones.

La creación se caracteriza por la ausencia de limitaciones y nosotros formamos parte de este universo ilimitado.

Todo en la naturaleza es abundancia. Y nuestra mente es tal que puede alcanzar todo lo que es capaz de imaginar, creer y desear.

2-       “A quien más tiene, más se le dará. Y a quien tiene poco se le quitará incluso ese poco”.  El concepto de pobre y rico debe ser revisado. Pobre y rico no significa no tener o tener riquezas, sino mezquindad o corazón abierto y generoso que, amando la vida, la multiplica y  se complace en ella. Es este último el que posee la vida y el que, por eso, es amado por Dios.

3-       La vida se rige por una ley: El crecimiento, el despliegue; y dispone en la creación de todo lo que necesita para ello. No hay necesidad de quitar nada a nadie. ¿O piensas que el autor de todas esas maravillas sin límites y de incontables formas de vida, el que puso en el interior de cada vida la ley del despliegue, podría dejar de dar los medios para que esa ley pudiese ser puesta en práctica? ¿Pasa por tu cabeza que un Ser tan perfecto podría imponer una ley y no dar los medios para poder cumplirla?

4-       Puedes alcanzar lo que deseas verdaderamente.

El deseo es la energía de la vida que intenta expresarse y que quiere materializarse. Cuando empezamos a desear algo nos capacitamos para conseguirlo.

5-       Estamos en un mundo de abundancia. Tranquilizante, nadie puede apoderarse de la parte que te corresponde. Si quieres algo y crees que puedes alcanzarlo, lo alcanzarás.

6-       Desea la abundancia. Nunca digas: “Me gustaría… si pudiese… “, porque detrás de esas frases se esconde su negación: “Me gustaría… pero sé que no voy a conseguir… sé que no es para mí… sé que es imposible…”

Cree que hay abundancia suficiente para todos. Cree que te es posible conseguir todo, si realmente lo deseas y si te convences de que lo puedes conseguir.

7-       Toma conciencia de lo que quieres y asúmelo.

8-       Haz los ejercicios que propusimos para la apertura de horizontes. En poco tiempo tu vida se modificará.

DIRIGE TU PROPIO DESTINO

Me gusta México, claro aquí nací, claro que no todo es perfecto. Pero ¿dónde existe la perfección?  ¿En Europa? ¿En Norteamérica? … No lo creo.

En todos los lugares hay cosas buenas y malas. Todas las culturas tienen su lado positivo y su lado negativo y Méxco no es una excepción.

Sin embargo, me parece que aquí tiene más de positivo, de posibilidades, de aciertos, de comprensión,  de amor a la vida… que muchos países, muchos de ellos carcomidos por el odio, por el orgullo y por la prepotencia.

TÚ TRAZAS TU PROPIO DESTINO

El destino de éste país es trazado por los brasileños así como el destino de Europa depende de los europeos.

¿Y tu destino?

Mucha gente piensa que el destino ya viene trazado, que no puede ser modificado, que ya nacemos con él.

Y, a veces, abusamos un poco de instrumentos como horóscopos, lectura de cartas, numerología, consultas espirituales… para así poner la culpa de nuestros problemas en algo que está fuera de nosotros, en algo que nos hicieron o que está marcado en nuestro futuro como Karma.

Yo trabajo con energías, conozco este maravilloso mundo de la sensibilidad y de la paranormalidad y creo que el horóscopo, la numerología, etc. Nos ofrecen preciosos datos que han de ser tenidos en cuenta en nuestra vida.

Sin embargo, tu vida es tuya. Y eres tú, en última instancia, el que haces tu futuro con la potencialidades que tienes.

VOCACIONES DIFERENTES

Cada  uno de nosotros nace con algunas potencialidades.

 Unos tienen inclinación y facilidad para dedicarse a la abogacía; otros son buenos para la música, otros para el comercio.

Esto indica una cierta dirección al destino, pero no es suficiente y no nos autoriza a decir: Mi destino ya esta trazado, no vale la pena que haga cualquier cosa por mi parte, porque va a ser como está marcado.

No es verdad. Tu vida es tuya; tu destino, tuyo. Yo suelo decir que cada uno está hecho de un determinado material. Unos nacen madera, otros hierro, otros estaño, otros cemento…

El material limita hasta un cierto punto el abanico de posibilidades. Sin embargo, con ese material, con la madera, por ejemplo, se puede realizar una infinidad de trabajos, todos ellos óptimos. El material no importa tanto, lo que importa de verdad es saber utilizar y trabajar ese material.

Las formas de conocimiento que hablábamos antes van mostrándonos de que material estamos hechos, pero la forma que ese material va a adoptar depende de nosotros. Si ese material va a servir o no para algo va a depender única y exclusivamente de ti.

Los problemas de la vida van a levantar obstáculos mayores o menores en tu camino, pero nunca van a tener fuerza para decidir contra tu voluntad cual va a ser este, a no ser que te dejes llevar y sugestionar por lo que dicen y quieren imponerte los otros.

Si conociendo lo que quieres, sabes usar tu poder, vas a modelar a tu gusto el material que eres y tu destino será el que planeaste.

DESTINO, SUERTE, AZAR

Destino, suerte, azar son palabras que usamos frecuentemente para explicar hechos que no conseguimos entender o de los que no querremos hacernos responsables.

Dado que esto no hablaría bien de nosotros, ante los demás.

Pero si analizamos bien, veremos que lo que ocurrió tiene relación con lo que y o mismo, en el fondo de mi ser, pensaba que iba a ocurrir.

Eres tú quien hace la suerte o el azar.

Cuantas veces oímos o decimos: “Esa persona tiene suerte en todo lo que hace… No sé lo que ocurre conmigo, todo me sale mal”.

Lo que ocurre es que vemos sólo el resultado, no el proceso o el modo como se llegó a ese resultado.

EL AYUDABA AL CIELO

Todo tiene su causa. Y si el resultado es bueno no fue por suerte.

Un amigo mío tenía una finca y a veces pasaba con la familia un fin de semana en ella.

El casero era una de esas personas que lo esperaba del cielo.

Cuando se hablaba de cosecha, él siempre salía con la misma frase “Este año no ha llovido en la época adecuada y por eso no hemos conseguido nada”.

Se quedaba tranquilo, porque la culpa no era suya sino de la lluvia que no había caído en el momento adecuado.

Cerca de allí había otra finca que siempre estaba verde y cuidada y en la que fructificaba todo lo que se plantaba.

Un día, por casualidad, me encontré con el casero de esa otra finca y le pregunté como se las arreglaba para mantener tan bonita su finca ya que, como decía el casero de mi amigo: “no había llovido en el tiempo oportuno”.

Sonrió y me respondió:

“No hay ningún secreto: Siembro y planto en el momento adecuado. Si el cielo ayuda, óptimo. Si no, yo ayudo al cielo.

¡Formidable! El  secreto estaba en ayudar al cielo.

No era suerte. Era conocimiento y trabajo.

El azar del casero de mi amigo estaba en que lo esperaba todo del cielo.

EL PROGRAMA LO ES TODO

Estamos en la era de la informática.

Los ordenadores están a la orden del día y sabemos como funcionan: a través de programas.

El desempeño del ordenador será bueno o malo dependiendo del programa que se coloque en él.

Si el programa es malo, las informaciones que nos dará el ordenador no serán buenas, por más caro que sea este ordenador. Las informaciones estarán a la altura del programa, no a la del ordenador.

Si el programa es perfecto conseguiremos un resultado de valor inestimable, incluso a través de un ordenador sencillo.

NUESTRO CEREBRO ES UN ORDENADOR PERFECTO

El cerebro es el instrumento material de nuestra mente, que es inmaterial. En la mente está la diferencia que nos distingue de un ordenador normal. Nosotros somos no sólo el ordenador que es nuestro cerebro sino también el que lo programa.

Pero antes que nuestra mente consciente tuviese la posibilidad de ayudarnos en la programación, nuestra mente subconsciente fue programada por otras mentes, a través de la educación, del ambiente y de la sociedad, con un programa que quedó grabado en nuestro cerebro.

A partir de ese momento nuestra vida, nuestros actos, nuestra “suerte” o “azar” empezaron a ser direccionados por las premisas de tal programa.

Si esas premisas eran negativas, si establecían, por ejemplo, que “yo no sirvo para nada”… “no ocurre nada bueno en mi vida”… “vinimos a la vida para sufrir”… “no tengo suerte”… “todo me sale mal”… ¿Qué te parece que sucederá?

Lógicamente, va a ser muy difícil que ocurra, te pondrás a dudar, tendrás gran dificultad en aceptar qu4e eso ocurrió realmente contigo.

¿Por qué?

Porque estás programado de tal forma que según  tu modo de ver sólo podrían ocurrirte cosas malas. Es imposible ser feliz con una programación de ese tipo.

¿Si siembras alubias que puedes cosechar? Más alubias.   

Y si siembras arroz, lo que tendrás será más arroz.

No tienes derecho a considerarte víctima del azar sólo porque no cosechaste las calabazas que querías, cuando lo que cogiste fueron las alubias que sembraste.

Claro que todos saben eso. Pues bien, en la vida todo funciona así.

Se cosecha lo que se siembra. Es una ley general.

Si siembras trigo cosecharás trigo; si siembras agresividad, cosecharás agresividad, y si siembras pesimismo, inseguridad, miedo ¿qué podrás cosechar? Eso, pero en cantidad muy superior a la que plantaste, porque esa es otra ley general: la ley de la multiplicación, según la cual, lo que se siembra de forma adecuada se multiplica. El chismorreo conoce muy bien esa ley.

La suerte o el azar es la multiplicación de lo que esperamos, de lo que plantamos en nosotros mismos regándolo y abonándolo por medio de la adhesión repetida a los mismos pensamientos, a las mismas imágenes.

¡TU CEREBRO ES UN ORDENADOR!

Desde los primeros ordenadores hasta los actuales más avanzados han pasado pocas décadas y sin embargo estos últimos son ya capaces de hacer cosas que hasta poco tiempo eran cosideradas estrictamente humanas.

Hoy un ordenador puede fotografiar la Luna o el planeta Marte… puede dirigir un misil hacia cualquier blanco, por más distante que esté… puede hacer en un segundo 40 millones de operaciones, o sea, un trabajo que cien hombres juntos no harían en menos de un siglo.

Hay ordenadores que “crean” música, interpretan partituras… hablan, piensan, aprenden. Si, también aprender.

EL ORDENADOR QUE APRENDE

¿Cómo empezaron a aprender los ordenadores?

Un grupo de especialistas en ordenadores estaba queriendo descubrir que nuevas operaciones podría realizar el ordenador además de las que ya realizaba. Fue entonces cuando uno de los participantes lanzó esta propuesta: ¿Qué tal si consiguiésemos que el ordenador aprendiese?

Todos se echaron a reir. Pero él continuo: Un momento ¿Qué es lo que hace posible que una persona aprenda? ¿No es una actitud?. Entonces ¿Por qué no introducir en la máquina una actitud? Lo único que tendríamos que hacer sería preparar un circuito que dispusiese más o menos esto: “Examinaré periódicamente las operaciones que ejecute y eliminaré aquellas que no hayan surtido efecto, manteniendo las que produjeran resultados e intentando otras que parezcan positivas”.

Esto llevó al grupo a pensar. Lo que parecía una humorada, era en realidad algo serio y se pusieron a trabajar.

Montada la máquina que debería aprender a través de un circuito de actitud, programaron en su memoria los movimientos-patrón de un juego de ajedrez.

Después llamaron a diez ajedrecistas, aficionados unos, profesionales otros, y empezaron el trabajo… Pidieron a los aficionados que jugasen con el ordenador.

Los aficionados ganaron a la máquina las primeras partidas. Pero a medida que disputaban nuevas partidas, la “suerte” fue cambiando y la máquina empezó a ganar siempre. Y jugando con ajedrecistas cada vez más profesionales, el ordenador fue poco a poco venciendo a todos. Sólo no consiguió vencer a los grandes profesionales pues la actitud de estos era más poderosa que la del ordenador.

Acababan de inventar el ordenador que aprende.

¿A dónde conseguirá llegar el hombre?

LA CAPACIDAD DEL CEREBRO ES ILIMITADA

¿Cuántas células de almacenamiento tiene un ordenador muy avanzado? ¿Cuarenta mil?

¿Sabes cuantas células tiene nuestro cerebro? Más de cien billones.

Actualmente es posible ligar un ordenador a otro, aumentando así enormemente su capacidad de almacenamiento, capacidad esta que puede ser multiplicada millones de veces.

Pero esto puede ocurrir también en nuestro cerebro. Nuestra mente tiene una capacidad que muchos desconocen, la capacidad de ligar a su cerebro todos los cerebros y mentes que quiera o necesite para llegar donde le apetezca, pues tiene el poder de sincronizar con cualquier cosa.

NUESTRO CEREBRO PUEDE SINTONIZARSE, A TRAVÉS DE LA MENTE, CON TODO LO QUE EXISTE.

Esto significa que, en principio, nuestro cerebro tiene una capacidad ilimitada, una capacidad que va mucho más allá de lo que podemos imaginar.

Quede registrada esta idea. No voy a desarrollarla pues nos llevaría a áreas alejadas de la que nos interesa. Pero, créetelo, tú posees una capacidad ilimitada.

PERO… TODO DEPENDE DEL PROGRAMA

¿De qué depende que un ordenador sea capaz de fotografiar la Luna, realizar 40 millones de operaciones por segu7ndo o ganar juegos de ajedrez? O al contrario ¿de qué depende que no consiga programar bien ni siquiera una sencilla compra del supermercado?

Depende fundamentalmente de dos factores:

. De su capacidad

. De su programación

La capacidad va a proporcionar la posibilidad de trabajo, de desempeño.

Pero es la programación la que va a permitir que el ordenador pueda o no mostrar lo que es capaz de hacer.

Pues… ¿de qué nos serviría tener un ordenador muy capaz si al usarlo lo programamos para operaciones propias del primer año del curso escolar básico? O, peor todavía… ¿si lo programamos para que al sumar 2+ 2 nos dé como resultado 5?

¿Podríamos decir que el ordenador no sirve para nada?

¿O que el programador no sabe lo que está haciendo?

El fallo está en el programa

Como hemos visto la capacidad de nuestro ordenador cerebral es indiscutible. Entonces ¿Por qué no conseguimos prácticamente nada con él?  Porque la programación falla.

Los programadores son los responsables del buen funcionamiento del ordenador. Son ellos los que anticipan las actitudes y los hábitos que llevarán al ordenador a alcanzar el resultado que se pretende con él.

Si el ordenador no se muestra útil, no por eso pensamos en arrinconarlo como algo que no sirve para nada. Lo que hacemos es analizar el programa para cambiarlo.

Haciendo esto, se consigue de la máquina todo lo que se quiere.

Lo mismo ocurre con nuestro cerebro.

El es capaz de todo lo que podemos imaginar. Pero para eso es necesario tener un programa adecuado, actitudes y hábitos que hagan posible llegar a la meta propuesta.

Si alimentamos actitudes y hábitos de limitación, sólo conseguiremos llegar, y así mismo, mal, al límite que nos pusimos.

Si ampliamos nuestro horizonte automáticamente se ampliaran nuestras posibilidades y realizaciones.

El destino depende del programa, y el programa depende de ti.

La diferencia entre una máquina, por más avanzada que sea, y nosotros, está en que  esta no puede autoprogramarse en el sentido propio de la palabra, aunque puede reprogramarse en algunos puntos, cuando esto ya esta incluido en el programa fuente o “actitud” y dentro de los límites de ese programa.

Nosotros somos nuestros propios programadores, podemos autoprogramarnos.

Y es precisamente haciendo eso que nos revelamos como seres humanos y no nos comportamos como meros ordenadores. No es actuando como meras máquinas que podremos considerarnos seres inteligentes.

¿Qué es lo que hace que un hombre venza en la vida y que otro fracase? “Su programa de éxito o de fracaso”.

Y el programa depende de ti.

TÚ ERES RESPONSABLE DE TU PROGRAMA

La suerte o el azar están en tus manos.

Analiza tu programa de vida.

¿Te parece que naciste para sufrir? ¿Qué es lo que crees?

¿Qué este mundo fue hecho para hacer sufrir? ¿Qué nunca tienes suerte? ¿Qué sólo tu tienes problemas? ¿Qué sólo a duras penas se puede conseguir algo? ¿Qué no vale la pena vivir? ¿Qué la culpa de lo que te ocurre está en los otros?

Si piensas así, tu destino es el fracaso.

Examina estos días tu manera de pensar y empieza ya a dejar de lado las ideas que llevan al fracaso sustituyéndolas por otras que van a llevarte al éxito.

PUNTOS PARA RECORDAR

1-       Tú puedes dirigir tu propio destino.

Mucha gente piensa que el destino ya está trazado, que no puede ser cambiado, que ya nacemos con ciertas potencialidades o capacidades que nos inclinan y nos dan facilidades para determinados caminos, pero tu vida es tuya y tu destino tuyo.

2-       Destino, suerte, azar son palabras que usamos frecuentemente para explicar hechos que no conseguimos entender, o de los que no queremos hacernos responsables. Pero si analizamos bien veremos que lo que ocurrió tiene relación con lo que nosotros mismos, en el fondo, pensábamos que iba a ocurrir.

3-       Haz lo que hacia para obtener siempre una buena cosecha aquel casero: “No hay ningún secreto. Siembro y planto en el momento adecuado. Si el cielo ayuda, óptimo; si no, yo ayudo al cielo”.

4-       Nuestro cerebro es un ordenador perfecto. Es el instrumento material de nuestra mente inmaterial.

El programa que pongas en él es fundamental. De ese programa va a depender tu “suerte” o tu “azar”

5-       Ley: Se cosecha lo que se siembra. Si siembras trigo, cosecharás trigo; si siembras agresividad, cosecharás agresividad. Si siembras pesimismo, inseguridad, miedo… ¿Qué es lo que podrás cosechar?

6-       Otra ley: La ley de la multiplicación.

Lo que sembramos se multiplica. La suerte o el azar es la multiplicación de lo que pensamos, de lo que plantamos, regamos y abonamos constantemente con nuestra manera de pensar, mediante la repetición de las mismas ideas y de las mismas imágenes.

7-       Tienes a tu disposición el mayor ordenador conocido y por conocer: tu mente. El es capaz de transformar en realidad todo lo que seas capaz de imaginar. Pero si tu imaginación es muy limitada de poco te va a servir este maravilloso ordenador. Peor todavía, si lo programas negativamente, tu destino será el “azar”.

8-       Prográmate para la abundancia, para la confianza, para el éxito, para el triunfo, para la salud… y el mundo será tuyo.

Tú eres el responsable de tu vida. Prográmate bien y tendrás todo lo que quieras.