Curso de autoestima 292

Curso de autoestima 292

292. Del Miedo al Amor

Autoestima 292- Del miedo al amor – Curso de autoestima – Podcast en iVoox

Con este propósito hemos sido creados: amar y ser amados.

-Madre Teresa de Calcuta.

(Continuación del capítulo Anterior).

Muchos piensan que lo contrario al amor es el odio. Lo contrario al amor no es el odio. Si odio a alguien, todavía siento algo por ese alguien, precisamente odio, y así, ese sentimiento de odio me mantiene unido a él o ella. El odio es un poderoso nexo, y qué paradoja que cuando menos unido me quiero sentir a alguien, si lo odio, resulta precisamente lo contrario. Cada vez que odio a alguien, estoy tremendamente unido a esa persona. Y repito la ironía, cada vez que nos queremos deshacer de alguien en nuestras vidas, porque sentimos que nos ha dañado, que nos ha afectado negativamente, o por lo que sea, nos llevamos la sorpresa de que al odiado, más relacionados estamos con esa persona. Incluso te compartiré algo que es el colmo: existen personas que no saben amar pero se quieren sentir unidas a alguien y ésa es la razón por la cual discuten o crean pleitos. La discusión o el pleito les mantiene unidos a ese alguien que quieren, pero que no saben amar, luego entonces su forma de sentirse unidos es mediante el maltrato o el pleito. Increíble, pero así suelen relacionarse muchas parejas.

La verdadera razón por la cual discutimos es porque no nos sentimos suficientemente amados o apreciados, y entonces discutimos para podemos sentir unidos a esa persona, por lo menos durante la discusión y el consecuente doloroso momento que le sigue. De paso aprendamos algo: cada vez que alguien quiere discutir con nosotros, es su grito desesperado de necesidad de ser amado o apreciado maquillándolo en forma de discusión.

¿Qué es lo contrario al amor? Lo contrario al amor, sin duda, es la indiferencia. Ahí ya no hay nexo alguno. Cuando amamos a alguien, nos sentimos muy unidos a ese alguien; cuando odiamos a determinada persona, seguimos unidos a ella precisamente por el odio, pero cuando hay total indiferencia por alguien, ya no hay nada. Ahora sí ya se acabó y estamos separados. El ego, nos hace sentir que merecemos ser tratados de determinada manera y si no es así, nos sentimos ofendidos rápidamente y hay que separamos. ¿La indiferencia de dónde puede surgir? Muy probablemente, del miedo. El miedo que tenemos a volver a ser maltratados, el temor que experimentamos por volver a ser utilizados, puede hacemos sentir lo contrario al amor, verdadera indiferencia. Ya no nos interesa nadie ni nada, nos aislamos. Quizá por ello, en textos espirituales más avanzados se afirma que lo contrario al amor es el miedo. Ahora recuerdo un hermoso párrafo que leí hace años en Un Curso de Milagros donde se expresa divinamente lo que en todo este capítulo intentaré explicar:

El amor perfecto expulsa al miedo.

Si hay miedo, es que no hay amor perfecto.

Pero, sólo el amor perfecto existe.

Si hay miedo, éste produce un estado que no existe.

Cree en esto y serás libre.

El miedo es un estado que crea nuestro ego, nuestro yo falso. Es un pensamiento acompañado de una emoción debilitante donde nos anticipamos al dolor que podríamos experimentar y preferimos eludirlo. El ego nos tiende la trampa de creer que hay algo malo delante de nosotros y nos puede afectar. Sin embargo, luego de un tiempo, si decidimos evolucionar, nuestro yo superior y verdadero, nuestro espíritu, nos indica que detrás de toda aparente desdicha hay oculta una bendición. Una de las creencias más poderosas a nivel espiritual es que todo pasa por algo, y ese algo siempre es algo bueno. Las pérdidas muchas veces son el maquillaje de una verdadera purificación que necesitaba nuestra alma para poder seguir evolucionando.

Cuando «sufrimos» alguna aparente desdicha, cuando pasamos por una tremenda decepción, la experimentamos como tal porque nuestro ego quería que los planes fueran como él quiere, pero los planes a nivel espiritual son mucho más eficientes y siempre con un fin hermoso para nuestra sana evolución. Sólo que mediante nuestra identidad con el ego, nos es imposible alcanzar a ver los planes que se tejen desde muy arriba a nivel espiritual. No comprendemos; entonces sufrimos. Pero cuando nos dejamos llevar, cuando literalmente nos rendimos a ser parte de un plan y confiamos en ese plan sin investigar más, empieza a surgir la paz y la tranquilidad que nos llevan al amor. En el amor se vive con total seguridad y certidumbre, en el miedo se transita por la desconfianza y constante duda. Si hay miedo, definitivamente no hay amor. Es quizás útil afirmar que es cuando el ego ha sustituido a Dios. El miedo está presente cuando no sabemos que formamos parte de un plan perfecto de Dios.

Aprender a disfrutar la vida navegando en ella con total seguridad, es decir, con amor, significa abandonar la insistencia de nuestro ego a temer convenciéndonos de que vivimos en un mundo enteramente hostil. Si no vives el amor es debido a que tienes miedo. Durante todo ese tiempo, no vives el amor, puedes fingido, pero tú bien sabes que no lo experimentas. Tu yo falso, tu ego, siempre te ayuda a convencerte de que tú sólo eres incompleto, de que hay un vacío siempre en ti y ésa es una poderosa fuente de miedo. No queremos sentimos incompletos y así intentamos llenar ese vacío con opciones del ego. Temeroso de tu imagen incompleta, puedes llegar a fabricar una falsa imagen de felicidad «poseyendo» alguna pareja u ocupación o mascota o lo que sea, pero si te detienes a ser enteramente realista, podrás descubrir que esa parte que crees vacía, esa parte que tu ego te ha demostrado todo el tiempo que necesita ser cubierta, te duele, te da miedo veda. N o me extraña que en mi consulta tanta gente me haya dicho que encontró el amor y que luego lo perdió, para volverlo a intentar y para volverlo a perder y así sucesivamente. Nunca se trató de un verdadero amor, sino de la actuación del amor que, como expertos, realizan algunas personas frente a la sociedad con su imagen del éxito o de la felicidad. El verdadero éxito en la vida no tiene la más mínima necesidad de ser demostrado a nadie. Es una experiencia enteramente personal. Necesitas examinar con honradez tus miedos, y con un auténtico deseo y con amor podrás transformar tu miedo en amor. Hasta entonces habrás decidido cruzar esa puerta pasando de la oscuridad a la luz, llevándote del miedo al amor.

¿Qué pasaría si te identificaras con tu espíritu? Es decir, ¿qué pasaría si te dieras cuenta de que así como eres, tal cual aquí y ahora, estás totalmente completo? ¿Qué sucedería si alcanzaras a ver que ya eres un ser enteramente completo y que la energía del amor fluye a través de ti constantemente? Lo que sucedería es que, irónicamente, tu ego montaría en pavor por sentirse eliminado. Ahora el que tendría miedo es tu ego, no tú. Tu ego no quiere morir y hará hasta lo imposible por demostrarte su existencia. Pero si hoy decides elevar tu estado de conciencia te darás perfecta cuenta de que ya eres un ser completo desde hace mucho tiempo, pero el ego se había encargado de ponerte una venda en los ojos y así no dejarte ver. Si te la quitas, podrás ver con hermosa sorpresa y de manera sublime que ya estás completo. Imagínate cómo podría ser nuestro mundo con esta Nueva Conciencia con la que todos supiéramos que ya estamos completos. ¿Qué necesitarías comprar? ¿Qué necesitarías poseer? ¿A quién necesitarías impresionar? ¿A quién necesitarías llevar del brazo para sentirte bien al entrar a algún lado? ó en resumen ¿Qué necesitarías? Respuesta: Nada.

Es verdaderamente divino vivir así, sabiendo que ya somos completos, es cuando comprendí que «Dios es amor», y se puede leer también al revés:

«Amor es Dios». Éstas no son sólo palabras que adornan cualquier texto o discurso, sino que son verdades universales pero que sólo se alcanzan a ver cuando la mente y el corazón están preparados para vedas. Como siempre, empezaré por mostrarte algunos …

Ejemplos de comportamientos en el lado oscuro

• Adquirir una apariencia externa que sólo refleja tu miedo interior. Tu ego siempre quiere que creas que no tienes el suficiente valor así como eres, entonces te invitará a adquirir formas, prendas, lujos, y hasta colores «de temporada» para sentirse aceptado. El ego te hace sentir miedo al rechazo y hará lo necesario para adquirir una imagen que sea aceptada. Tu ego te hará sentirte valioso por tu imagen, por el automóvil que usas, por la ropa que te pones, por las posesiones que has acumulado, por el dinero que tienes. Pero cuando dejas esas manifestaciones de miedo al rechazo y te identificas con el amor, éste nunca se preocupa por impresionar a nadie mediante símbolos externos de condición social. El amor se expresa fluyendo fácilmente a través del servicio de Dios y el servicio a los demás. A tu identidad espiritual, donde encuentras el amor, no le interesa cómo vistes, o cómo envuelves el regalo o qué piensan los demás. El amor, tu amor, sólo se interesa por dar y compartir; y además no pide nada a cambio, su regocijo ya se sucede implícito en el placer de dar. Y es que el amor está seguro en tu interior y no le preocupa cómo es percibido. El ego está con miedo en tu exterior y se preocupa constantemente en su deseo de aceptación.

Insensibilidad y falta de respeto. Cada vez que rechazas a alguien o lo maltratas, estás actuando con base en tu ego. Cada expresión que refleje insensibilidad de tu parte y falta de comprensión por los otros es un fiel reflejo a la vez de tu ego dominando tu vida, favoreciendo una y otra vez la conciencia de separación. En esos momentos no tienes ni la más mínima cercanía con el amor auténtico, donde se sabe que todos somos uno y que el error de los demás no se trata de maldad, sino de ignorancia. Además, cuando atacas a alguien, siempre se trata de tu miedo a ser atacado precisamente por ese alguien. Veámoslo en tercera persona: siempre que alguien te amenace, ten la certeza de que se trata de alguien que te tiene miedo, de lo contrario, ¿por qué necesitaría amenazarte? Eres un peligro para esa persona y por ello se adelanta amenazándote, es su miedo en acción.

Evitas la verdadera intimidad. El ego te puede susurrar al oído que el amor es un ideal sublime y deseable, pero que está lleno de peligro y mejor sea no intentado. Tiene miedo. Es más fácil hablar del amor que vivido, es más seguro disertar acerca del amor que experimentado. Quizá por ello el ego se hace tan intelectual y el espíritu tan cercano al corazón.

• No quieres saber nada acerca de Dios y Sus manifestaciones de amor. El ego siempre te hará rechazar todo libro o conferencia, todo programa de radio o televisión que verse acerca de un contacto personal con Dios. Y es que de aceptado, tu ego quedaría al margen. Tu ego siempre te dirá que es de tontos asistir a ese curso que te dio curiosidad donde te enseñaban a amar, tu ego siempre te convencerá que dejes de leer este tipo de literatura y mejor leas alto útil como las finanzas o la política. En lugar de ver un programa de televisión que incremente el conocimiento de su verdadero ser, su ego elegirá un programa lleno de chismes de la farándula. El ego tiene miedo y eso mismo te instigará.

Éstos son algunos de los clásicos comportamientos que reflejan miedo en tu vida. Pero ten la certeza de que ese miedo es simplemente una consecuencia de tu ignorancia al no saber quién eres en verdad, al confundirte con la identidad de tu ego, tu falso yo. Pero cuando decidas pasar del lado oscuro a la luz, ahí podrás ver con claridad quién eres y te maravillarás de conocerte en verdad, abrazarás tu identidad espiritual, tu verdadero yo, conocerás que eres una divina parte del Todo y actuando perfectamente con base en un plan de Dios. Todo está bien, básicamente bien. Algunas maneras en que he llegado a conocer para vivir más mi identidad espiritual y así experimentar lo que creo es el verdadero amor son mis …

Sugerencias para evolucionar pasando al Iado de la luz

Sé tú, independiente de la opinión de los demás.

Éste es uno de las más antiguos y a la vez más difíciles consejos a seguir por la tremenda influencia que tiene el ego en nuestra sociedad, pero cuando lo logres, te juro que conocerás lo que es la verdadera libertad. Cuando tengas el impulso de necesitar reconocimiento, atrápate y repítete en tu interior: «¡ Soy digno de ser apreciado así tal cual soy!», y créelo. Te llevarás la sorpresa de que la identidad espiritual de los demás alcanzará a detectar la tuya y te aceptarán, independientemente de tu imagen. Esto que te acabo de afirmar nunca te lo permitirá creer tu ego, quien siempre te hará preocuparte y tener cuidado de tu imagen. Pero cuando asciendas a un nivel espiritual, te darás cuenta de que la imagen es importante, muy importante, en otra dimensión, pero ya no en la tuya. Sabe que ya estás completo. Ya estás completo. No necesitas adornos ni actitudes estereotipadas, ya estás completo. Sábelo.

Encuentra la bondad en los demás. Reza un precepto bíblico: «El que busca encuentra». Encontrar bondad en alguien bueno cualquiera lo puede hacer, hasta el ego. Pero encontrar bondad en alguien hostil y majadero, requiere de un talento para buscar con la fuerza del espíritu. Tu yo espiritual, tu yo superior, así encuentra a todos, a todos los ve como almas buenas, algunos quizá sólo se hayan perdido en el camino, pero hay bondad también en ellos. Aprender a ver para encontrar la bondad nos permite amar.

No discutas. Cuando alguien te insulta te lanza una invitación a gastar tu energía en reaccionar. No entregues tu energía al mal. No entregues tu energía a alguien que quiere discutir contigo. Mi consejo: simplemente mÍrale con ojos de amor y pásate de largo, a lo mucho, en tu interior envÍale una bendición y sigue tu camino. La misma Biblia reza: «No le des de comer miel a los cerdos», y desde hace años que lo leí se me hizo una metáfora muy fuerte que en algún momento pensé favorecía la separación y era afirmada por el ego. Luego de un tiempo la llegué a comprender como una estrategia espiritual de respeto ante la evolución de los demás. Procura crecer y evolucionar al grado de que cada vez más te identifiques con tu espíritu y ahí te sabrás completo. Si estás completo, qué necesidad tienes de nada. Ni siquiera de tener la razón. Pruébalo.

Acepta el divino riesgo de intimar y decide disfrutarlo. Es muy diferente tratar de «tener» una pareja para llenar el vacío que nuestro ego nos hace sentir en nosotros mismos y así depender de la otra persona, a saberte divinamente completo y elegir «compartir» con alguien tu persona completa por el placer de dar. Si permites que tu ego te guíe buscarás tener a alguien para manipularlo y para satisfacer tus propios intereses carnales e emocionales, incluso para llenar muchos vacíos que tienes desde tu infancia; pero si decides ascender a otra dimensión, si decides identificarte con tu yo superior, con tu yo espiritual, podrás saber que ya estás completo y que resulta divino el compartirte con alguien más si lo deseas. Si eliges una relación basada en el ego, tu identidad con sentirte incompleto será lo que puedas dar a la otra persona, un ser incompleto. Pero si decides una relación espiritual, intimarás con alguien compartiéndole tu ser completo. En una relación así, desaparece toda necesidad (requerimientos del ego) y surge una divina preferencia por convivir con ese alguien (opción espiritual). Espero que algún día conozcas esta divina forma de relacionarte y el riesgo a intimar se convierta en una divina aventura.

Haz algo por conocer más a Dios. Sé que Dios nos está llamando a todos, no tiene elegidos ni preferidos. Nos invita a todos. Yo entiendo a Dios como una energía presente en todo y en todos. Y el llamado que nos hace es a damos cuenta de que es así. La imagen de un Dios paternal, alguien que está «allá arriba» resulta muy útil en determinado momento de la evolución personal en que la figura de un padre es más entendible que la energía presente en el Todo. Pero ya sea de una u otra forma, con una metáfora u otra, el llamado es una invitación. En la religión que aprendí desde niño me enseñaron que Dios era omnipotente, pero yo tengo mis dudas. Ésta es una de las herejías que me permito decir en esta etapa de mi evolución. ¿Será Dios verdaderamente omnipotente, es decir, lo puede todo? Yo creo que no y lo creo precisamente por la enorme bondad que debe tener. Nos quiere tanto que nos dio libertad total de creer en él o no. De hecho «no puede» imponerse y hacer que lo amemos forzosamente. Sólo nos invita, pero respeta ante todo, incluso ante Él mismo, nuestra libertad para decidir amarIo o no, seguir sus recomendaciones o no, creer que existe o no. Tal vez el libre albedrío que nos dio está por arriba de su enorme poder. Dios no puede imponerse y hacer que le amemos. Dios quizá sólo pueda, a lo mucho, invitamos a ello. ¡Qué hermosa manifestación de amor! De ese amor deberíamos aprender los humanos. Si ni Dios se nos impone para amarIo, ¿por qué insistimos en que alguien nos ame a en contra de su voluntad? Para lograrlo, a veces hasta recurrimos al chantaje. Ésa es otra diferencia entre el espíritu divino (Dios) y el ego (tan humano). Tú eliges con quién identificarte, con ego o con espíritu. Pero si eliges el segundo deberás hacer algo. ¡Haz algo para encontrar a Dios! ¡Haz algo para sentir su presencia en ti! Dependiendo de tu grado de evolución, ese algo consistirá en ir a misa, o en meditar, en rezar o en perdonar, no importa, el caso es que hagas algo.

Si quieres saber más acerca de conocer a Dios, te recomiendo mucho dos libros, uno de Deepak Chopra llamado precisamente Conocer a Dios, el segundo Conversaciones con Dios de Neal Donald Walsh. Consíguelos y ahí entenderás más de lo que aquí escuetamente te he dicho. Sólo que si consigues el libro, ¡tendrás que leerlo! ¿Ves cómo tienes que hacer algo? Hacer, hacer, hacer es la clave para generar resultados. No te quedes nada más observando, actúa en consecuencia a le que estás descubriendo aquí y ahora.

El haber adquirido este libro y además leerlo, ya es une manifestación más que evidente de que estás transitando por tu sendero espiritual en la búsqueda de tu yo superior. Lo vas a encontrar, lo puedo apostar.

A estas alturas ya sabes lo que es el ego, ya sabes que el desafío más grande de la vida es tomar la decisión de ser verdaderamente libre y feliz. Ya recibiste la invitación a conocer tu yo espiritual, ya descubriste cómo pasar de la necesidad de ganar a la paz, de la mentira a la verdad y del miedo al amor. Podría apostar que te sientes en verdad diferente, y no sabes cuánto me alegro. Me siento profundamente unido a ti y emocionado por permitirme entrar a tu vida a hacerte meramente una invitación, pero más emocionado todavía me siento por percibir que a tu modo y a tus tiempos, has decidido aceptar mi invitación y hacer algo, hacer algo como leer este libro y empezar a ver la vida con los ojos de una Nueva Conciencia espiritual que es la única manera de hacer de este mundo una auténtica belleza donde el verdadero éxito en la vida se sucede en nuestro interior, en nuestra esencia. Por ello me resulta imperioso platicarte de cómo aprendí a pasar …

DE LA IMAGEN PÚBLICA A LA ESENCIA PERSONAL

La dignidad no consiste en recibir honores sino en merecerlos.

ARISTÓTELES

Si eres de las personas que en su interior ha sentido que «hay algo más» que lo que alcanzan a percibir nuestros sentidos, si algo te dice que habitamos más allá de lo que nos permite desenvolvemos este planeta, si eres de este tipo de personas que siente un despertar en su interior, entonces este capítulo lo sentirás resonar dentro de ti y quizá te confirme sospechas que venías teniendo a últimas fechas.

Para empezar quiero poner muy de manifiesto mi más profundo respeto para todas aquellas personas que le han dado una importancia capital a la imagen pública. Hoy en día me sorprende que una de las personas con fama social con base en la imagen del éxito fue alumna mía hace muchos años en algún curso de comunicación que dictaba. En aquellos años yo también creía que era trascendente la imagen. Hoy sé que no, hoy sé que hay algo verdaderamente importante. También respeto y admiro a personas que formalmente se han posicionado como expertos en la imagen pública a través de su trabajo. Los conozco perfectamente y su trabajo es extremadamente útil cuando se vive en determinado estado de conciencia. Para ese momento de evolución, sus conocimientos son en extremo valiosos. Por ello, estas personas siempre serán útiles para muchas otras que todavía viven bajo la identidad del ego; todavía tienen muchísimo trabajo por delante. Sin embargo, quiero expresar qué hay más allá, cuando uno logra pasar del lado oscuro a la luz y se da cuenta de otra dimensión a la que verdaderamente pertenecemos en nuestra identidad espiritual, con nuestro verdadero yo. Insisto, no se trate de demostrar quién está bien y quién mal. Ambas posturas aunque totalmente antitéticas son adecuadas, buenas y útiles dependiendo del momento evolutivo de conciencia en que se encuentre la persona. En una etapa Sé juega, en otra ya no; eso es todo.

La sociedad, su publicidad y mercadotecnia, las costumbres de ciertas familias, las creencias de ciertas amistades que tenemos, la influencia de algunos libros «especializados» y hasta ciertas religiones han sido los corresponsables de hacemos creer tenaz y decididamente que las apariencias son lo que cuentan en la vida. Se nos ha bombardeado durante muchos años con un claro mensaje del ego, de nuestro falso yo. Se nos ha tratado de convencer, incluso con argumentos lógicos y sustentados en una aparente academia, que las recompensas que podemos obtener en la vida son por las apariencias que mostramos, por nuestra imagen pública, por nuestra imagen del éxito. Sin embargo, tu yo interior, tu yo verdadero, sabe perfectamente que todo esto es fugaz porque las posibles recompensas que se obtienen con determinada imagen se desvanecerán al deteriorarse ésta con el lógico paso del tiempo.

Tu ego siempre te hará creer que lo único que existe y lo único que vale la pena es lo que ves, este mundo y ya. Tu ego siempre te instigará a creer que este mundo es de los triunfadores. En cambio, tu espíritu te hará saber que no es así, que hay algo más a donde perteneces y que el mundo es una morada momentánea para todos. Por ello, como dice Nisargadatta Maharaj: «El mundo es la morada de los deseos y el miedo. No puedes encontrar paz en él. Para hallar paz debes trascender el mundo». Y de eso se trata precisamente este libro. Yo así identifico el paraíso en la Tierra, como he empezado a conocer la vida desde hace poco con una Nueva Conciencia: una divina experiencia de paz y armonía interior donde no hay idolatría por las posesiones o las apariencias. Así se encuentra la verdadera paz, viviendo con conciencia de lo que realmente somos, de nuestra esencia.

Durante muchos años hemos desarrollado un hábito inculcado hasta lo más profundo de nosotros y que consiste en juzgar a los demás por su apariencia. El ego es quien manda ahí. Valoramos a la gente por su imagen y estatus social, por sus prendas, por su belleza, por Su conducta. Cuando uno se identifica con su yo superior, con el espíritu, nos conectamos con la fuente de todos, con nuestras esencias y ahí no se juzga a los demás en términos de lo que poseen o de lo que parecen, ni siquiera de la forma en que se comportan. Es cuando nos relacionamos con los demás en función de la divinidad que fluye a través de esa persona y nosotros por igual. Cuando se alcanza a ver la divinidad que hay en los demás, como lógica consecuencia y sin esfuerzo alguno somos capaces de entregar amor y bondad sin reparar en ninguna imagen, es cuando vemos con los ojos cerrados, nuestro espíritu nos permite sentir la verdad que hay en la otra persona incluso aún si aquélla no la conoce. Esto es verdaderamente en el orden de lo divino.

Con lo anterior no quiero hacerte sentir que hemos de hacer amistad con todo el mundo y podamos contratar a cualquier persona, sea como sea. Los enemigos de la postura espiritual, los egos, ya deben de estar atacando por este ángulo. Pero no, no me refiero a eso. Mira, a lo que me refiero es que te permitas conocer verdaderamente a alguien, y despreocuparte por su imagen, incluso por la tuya. Date la oportunidad aunque sea algunos momentos, eso ya será un buen principio. La imagen, mientras sigamos en este planeta, ahí estará, nuestro ego siempre nos acompañará, siempre. Se trata entonces de que, incluso mientras estemos en este planeta, nos percatemos de que nuestra esencia es algo que va más allá, mucho más allá de los linderos de este planeta. Por supuesto que hay «condiciones de imagen» que muchas empresas requieren para su personal, hay «condiciones de imagen» que muchas personas imponen para sus amistades.

Lo he vivido. Sin embargo te llevarás una gratísima sorpresa cuando te des cuenta de que la imagen del éxito, que la imagen pública adecuada, ¡es una consecuencia cuando es verdadera!, como lo he venido planteando a lo largo de todo este material. No es lo mismo «adoptar» una imagen del éxito o actuar con determinada imagen pública luego de haber adquirido el conocimiento de las conveniencias de tenerlo, a proyectar esa imagen del éxito o imagen pública ¡incluso sin saber que la estamos proyectando! Esta última es verdadera consecuencia de nuestra esencia, y es una imagen tan pura que nos tiene sin el más mínimo cuidado. Cuando alguien actúa su imagen avalada en sus conocimientos de la misma, luego de un tiempo, siempre se le cae, siempre, y en el mejor de los casos, se ve a todas luces falsa. En cambio cuando alguien vive acorde a su esencia espiritual y ésta es identificada con el bien, la verdad, la belleza y la unión, su imagen exitosa siempre le acompañará, siempre, incluso no la puede eliminar porque no la adquirió nunca, sólo es un reflejo de lo que verdaderamente ya es. Con ello te quiero compartir que posiblemente te encuentres con personas que te proyecten una imagen que se percibe exitosa pero que ni ellos mismos se dan cuenta de que la tienen, entonces estás frente a una persona que ha evolucionado y vive su espiritualidad sin preocuparse por las demandas de su ego. Posiblemente esa persona pronto seas tú.

Algo que ha afectado la vida de miles es que se juzgan a sí mismos por la apariencia. La consulta de un terapeuta, de un dietista, de un psiquiatra, asesorías de sacerdotes o expertos en imagen, están llenas de estas personas víctimas de su propio ego. Increíble, víctimas de sí mismas. Tal parece que cuando nuestro ego nos orilla a juzgar a alguien, suele castigamos luego juzgándonos a nosotros mismos. Hay un precepto bíblico que reza: «Con la vara que midas serás medido», y con todo respeto creo que quizá viene incompleto y debería decir: «Con la vara que midas serás medido incluso por ti mismo». Cree en esto: así como estás, así como eres, estás básicamente bien y eres un auténtico hijo de Dios. ¿Qué más podrías necesitar? Si crees en lo que te propongo ahora, súbitamente podrás experimentar en tu interior una paz que hace mucho no experimentabas, incluso ganas de llorar por la alegría del hallazgo. Si te das cuenta de que tu ser espiritual, tu verdadero yo, está en constante comunión con Dios y eres parte de Él, ¿qué podrías necesitar más? Quizás, ahora mismo mientras lees esto, experimentes un flujo de energía en todo tu cuerpo que te hace sentir verdaderamente bien. Casi lo podría apostar. Así como estás, así como eres tal cual, eres amado en verdad por Dios. Sabe esto y siente la consecuencia, vÍvela.

Mientras sigas en el juego, te obsesionará la caída de tu cabello, te cambiará el carácter cuando subas de peso y engordes, te angustiarán las arrugas, buscarás constantemente las mejores joyas y los perfumes más caros para sentirte bien (mientras en verdad no te sientes nada bien), hasta llegarás a consumir productos que mantengan la erección de tu pene por más tiempo o comprarás algún otro que lo haga más grande, te podrás llegar a operar tu busto creyendo fielmente que ahí está la forma de retener a un hombre o de elevar tu autoestima, lucharás por tener el mejor puesto y te ufanarás al presentar tu tarjeta de presentación ratificando constantemente tu superioridad. Vivirás constantemente buscando que la cifra de tu cuenta bancaria aumente aunque quizá desde hace mucho tiempo ya no necesitas nada. Ése es el juego. Desde ahora te digo: es un juego que si lo juegas, sus reglas están diseñadas para perder. Si no me crees, con el tiempo tú solo te percatarás de ello. En cambio, si no juegas, ganas, y para colmo, sin tener la más mínima intención de ganar nada. Por eso desde el principio de estos capítulos te comenté una verdad espiritual: menos es más.

El ego se siente rápidamente ofendido ante la crítica de los demás y por ello, por su constante miedo a ser rechazado (ver capítulo anterior), busca insistentemente todo lo que sea necesario para sentirse aceptado por la sociedad manteniendo la imagen que cree que los demás aceptan.  Nuestro espíritu no está interesado en agradarle a nadie. Ya es agradable en sí mismo. Está bien. Y está bien todo el tiempo. E irónicamente, eso le agrada a todo el mundo. Una persona que se deja de juzgar a sí misma regocijándose en el conocimiento de saber quién es realmente, se olvida de su imagen, y ahí proyecta una paz y una armonía, una verdadera felicidad que, independientemente de cómo esté su imagen, enamora a los demás.

Con todo lo anterior no te quiero decir que te abandones bajo la aparente bandera de una espiritualidad mal entendida. No te quiero decir que permitas que el cuerpo adopte la forma que sea y ya, que te descuide ‘No. Sólo te quiero invitar a que no juegues y vivas con mayor paz y armonía sabiendo que un ser verdaderamente espiritual no se descuida pero por lógica consecuencia de su auténtico ser, no por la angustiosa búsqueda de aceptación.

Con tu ego siempre estarás tratando de dar la imagen de un triunfador porque en el fondo tienes miedo, de que si la pierdes, no eres digno de aprecio. La humana necesidad de amar y ser amados es parte del ego buscando el amor donde no lo hay; mientras que el espíritu mismo ya es el amor expresándose todo el tiempo y no necesita nada. Cuando el ego persigue una imagen determinada, se vive con inseguridad constante; cuando el espíritu no busca nada, todo es seguro permanentemente. Tú decides si sales a la luz o sigues jugando en el lado oscuro. He aquí algunos …

Ejemplos de comportamientos en el lado oscuro

Estar más preocupado por tu imagen que por tu misión de vida. Sin duda, mientras más preocupe do por tu imagen estés, menos hallarás el sentid de tu vida. Es imposible dedicar la energía suficiente a tan hermoso hallazgo como es el sentid de la vida, mientras esta misma energía se disipo distraiga en la búsqueda de aceptación dedicad a nuestra imagen.

Buscar reconocimientos, títulos, diplomas, certificados, en lugar del disfrute por haber participado en la ayuda. Gozar mientras observas tus trofeos, disfrutar mientras cuelgas tus diplomas, obtener un certificado (aunque no lo merezcas), son ejemplos de tu ego dominando tu vida. Cuando le pides a tu hijo que obedezca fielmente lo que un maestro le dice para que obtenga las calificaciones altas corno te gustan para presumirlas con tus familiares, a costa de la paz interior del niño, estás gobernado por tu ego con funestas consecuencias para el futuro de tu propio hijo y de ti. Si brindas a tu hijo amor y reconocimiento con orgullo, sólo cuando éste trae buenas calificaciones, le estarás enseñando que él no vale, sino sus resultados y que por eso lo amas, por lo que logra, no por lo que es. Recuerda: » la vara con que midas serás medido «. Luego, años más tarde, no te sorprendas de que no te ame si no le das lo que él desea. Tú le enseñaste a ser así. Al ego le encanta negociar.

Permitirte ser manipulado por la publicidad. La industria publicitaria siempre estará basada en los reclamos del ego. Toda la publicidad que llegue a ti te deberá hacer sentir que estás incompleto si no tienes determinada imagen que se te quiere vender. Si te llegas a sentir mal por no cumplir con lo que la publicidad te propone, conocerás lo que es vivir en el infierno aquí en la Tierra. Los trastornos alimenticios (anorexia, bulimia) tienen su origen en las terribles demandas del ego. Nunca podrás estar tranquilo y en paz. Nunca conocerás la armonía y, lo peor, nunca Conocerás el verdadero amor. Lo más irónico: lo tenías tan cerca, pero tanto, que estaba dentro de ti, pero tú buscando afuera.

Dedicarte a criticar la imagen de los demás. Si dedicas tiempo a describir y publicar lo que tú crees son imperfecciones, estás siendo dirigido por tu ego. Eso sólo te hará sentir cada vez más y más separado de los demás. La percepción de Id divinidad será un absurdo para ti, algo imposible.

Creer que tú eres tu cuerpo o tu profesión. Cada vez que creas que lo único que existe de ti es tu cuerpo y que por esa única razón lo debes cuidar, eres presa de tu ego. Cada vez que luches por demostrar que no eres como cualquiera por el título profesional que ostentas y que sientes le da fuerza a tu imagen, eres gobernado por tu ego. Estos pensamientos basados en tu ego te generarán ansiedad siempre. Cuando tu cuerpo cambie o ya no puedas ejercer tu profesión, sentirás que ya no vales y la depresión te acechará a la vuelta de la esquina en todo momento. Incluso desde ahora.

Imagina que en tu corazón existe un divino impulso por ascender y que en el momento en que lo intentas, algo tira de ti hacia abajo y no quiere que descubras nada. El que tira es tu ego. Quizá por ello, una parte de ti quiere seguir leyendo, pero otra hará hasta lo imposible porque no lo acabes o lo regales o lo pierdas, ó simplemente lo dejes votado por ahí arguyendo que esto no es para ti. Estate alerta a estas señales de que algo quiere tirar de ti hacia abajo. Es increíble cómo algunas fuentes de información nos quieren hacer creer que la apariencia es equiparable en trascendencia a los valores internos de una persona. Podrás encontrar libros enteros que tirarán de ti hacia abajo.

Sugerencias para evolucionar pasando al lado de la luz

Despierta a una Nueva Conciencia de tu ser. Lógralo estando un momento quieto y en paz. Luego de todo lo que hemos aprendido juntos en este taller vale la pena hacer un alto y detenerse a pensar en verdad, pero de verdad. Para ello requieres de un momento en soledad y tranquilidad. Estate un ratito sólo contigo y descubre. Si lo haces, el descubrimiento surgirá solo. De hecho no tienes mucho que hacer, sino mejor dicho, no tienes que hacer nada. Por favor, date un momento cerrando este libro y cerrando tus ojos para sentir cómo todo lo que has descubierto aquí te está empezando a transformar. ¡Siente! Si lo haces con frecuencia, uno de los signos más característicos de tu evolución es que empezarás a ver cuántas cosas te sobran que sólo buscaban darte una imagen. Comenzarás a sentir que te sobran joyas, determinadas ropas, y muchas cosas que antes eran importantes para ti y que ahora sólo sientes que te estorban. Al deshacerte poco a poco de cosas superfluas empezarás a conocer por primera vez una verdadera libertad.

Enfócate en tu misión y sorpréndete con el resultado. Procura olvidarte de tu egocentrismo mediante la práctica de enfocarte en tu verdadera misión; eso es encontrarle sentido a la vida y disfrutar mientras tanto. Como ya lo vimos, cada vez que me centro en mi imagen, pierdo de vista mi misión. Entonces, cada vez que me centro en mi misión, cada vez que me enfoco en mi voca¬ción, pierdo de vista mi ego. La atención y toda mi energía están ahora enfocadas en mi misión de ayudar al ser humano a ser más humano. Ahí, lo juro, la imagen se desvanece.

Busca la divina esencia amorosa en los demás, ¡y la encontrarás! Cada vez que te topes con al¬guien, mientras le escuchas, repítete en tu interior la palabra «amor», y así todo el día. Espera a ver qué sucede. Cuando a mí me plantearon esto, al principio lo creí como un planteamiento ridículo que incluso me podría distraer de lo que me dije¬ra mi interlocutor. Luego, lo intenté sin gran ex-pectativa. Posteriormente se hizo una forma de ser automática en mí luego de la sorprendente transformación que alcanzaba a ver en todas las personas que se acercaban a mí e incluso en mí mismo mientras convivía. Se tornó prácticamente imposible sentirme mal estando con alguien que antes me pareciera antipático inclusive. Ésta es la más sencilla manera de un namasté, palabra que significa: saludo al ser divino que hay en ti desde el mismo que hay en mí. Por favor, aunque al principio te parezca casi ridículo (por nuestra cultura occidental), intenta seguir esta sugerencia y sentirás el divino cambio de percepción con quien te encuentres.

No leas revistas de moda y no veas mucha teleL sión. Desde hace años en un afamado discurso para la generación del 97 publicado por una periodista norteamericana, Mary Schmich, me encantó un fragmento cuando recomienda que no veas revistas de belleza ya que sólo te harán sentir feo. i Que gran consejo! Y sí, cuando apenas te inicias en tu desarrollo espiritual, al principio todavía eres muy frágil a las tentaciones del ego, y al ver revistas donde hay mujeres y hombres que incluso no existen! (ya que muchos están hechos y arregladas por computadoras), puedes llegar a sentirte mal por las constantes comparaciones a las que te ha accostumbrado tu ego. Entonces no le des pie.

Ante los anuncios publicitarios, recuerda qlii e eres. Cada vez que te sientas presionado por el consumismo o por querer parecerte a determinada imagen pública, en ese momento atrápate con una Nueva Conciencia y recuerda ahí mismo quien eres, un ser espiritual completo a tal grado que no necesita nada; así descubrirás siempre lo que atrás de la publicidad y mercadotecnia, sólo la busqueda de tu dinero a través de hacerte sentir incompleto. Cuando sientas que algo te atrae por imagen y por querer imitar, ahí mismo repite en tu interior: «Yo no necesito nada de ello para sentirme bien, yo ya soy el Bien desde siempre». Luego de que lo practiques muchas veces, se creará un anclaje de tal forma que en un futuro esto será automático, cada vez que veas publicidad, éste será el mejor estímulo para desencadenar tu anclaje a tu verdadera identidad, el recuerdo de tu yo superior que siempre eres y que no necesita nada.

Decide de una vez por todas darle menos importancia a los reconocimientos y a las calificaciones. Con el tiempo, verás que casi en automático le irás dando menos importancia al reconocimiento que antes reclamabas. Eso suele pasar mucho con quien ha decidido evolucionar. Estoy seguro de que pronto te pasará y más, luego de haber leído estos capítulos y hacerlo tuyo. Quizá ya te suceda. Si puedes, deshazte de algún diploma o reconocimiento que te hayan dado y el hecho de desprenderte de uno, te demostrará que luego de tirarlo o desaparecerlo … , ¡no pasa nada! Eso te llevará a ir desprendiéndote de todos. Para deshacerte de ellos no necesitas forzosamente hacerlo materialmente hablando, también (y más fácil) puede ser emocionalmente hablando, es decir, no necesitas tirar físicamente un diploma o trofeo, tan sólo basta con no conferirle la más mínima importancia y así, aun estando en tu oficina o sala, será como si no estuviera. ¡Perfecto! Ahí ya te diste cuenta de que se trata de un juego y quizá sólo lo estés jugando al dejado colgado, pero siempre con la conciencia de que es un juego carente de toda importancia. Lo anterior también aplica a las calificaciones de tu hijo. Invítalo a que se supere, aplaude sus triunfos, pero no negocies tu amor dependiendo de sus calificaciones. Dale más importancia a su esencia de amor (¡es tu propio hijo!) que a ningún otro parámetro que lo califique Irónicamente verás cómo aumentan sus calificaciones cuando no le negocias con ellas tu amor.

Practica. Nuestra voluntad, al igual que un músculolo, se ve fortalecida mientras más la ejercitamo~ Cada vez que decidas no hacerle caso a tu ego: así no juzgar a los demás ni a ti mismo, te hace más fuerte (espiritualmente hablando). Esta fortaleza espiritual te hará sentir tremendamente liviano cada vez. Comprende que enjuiciar a alguien no define a ese alguien, sino que te define precisamente a ti manifestando que determinada condición de alguien no te gusta, entonces te defines no lo defines. Las personas y las cosas son tal cual deben ser debido a su momento de evolución y propia decisión por seguir avanzando o no. Le único que tú y yo podemos hacer cuando mucho es invitar a un despertar, pero hasta ahí. Practica lo aprendido.

Con todo esto, dejo en ti la opción de «darte cuenta» de la verdad. La imagen pública es solamente parte de un juego humano. Tu esencia es la parte del Todo en Verdad Divina. No me gustaría que vivieras bajo los linea mientas de una espiritualidad mal entendida y creas que por ser «muy espiritual» puedes dejar como un basurero tu habitación, puedes hacer casi inhóspita tu casa o departamento, puedes vestir sin el más mínimo decoro y respeto a las personas que visitas, puedes descuidar tu cuerpo, ya que al fin ése no eres tú. No recomiendo esto. Sólo te recomiendo que te des cuenta de que tu imagen es parte de un juego y que quizá vale la pena jugado y jugado bien. Todavía somos humanos yeso justifica el juego. ¡Pero es un juego! Ten siempre en mente esto y ya será un gran avance. Tú sabes que al ser un juego carece de verdadera importancia. Jugado es útil por la di¬mensión en que todavía nos movemos corno humanos, pero saber en todo momento que se trata tan sólo de un juego de humanos (en otras dimensiones quizá se diría «un juego de niños») te liberará enormemente y percibirás una más sana libertad en tu vida.

Recuerdo una hermosa anécdota de Wayne Dyer cuando estaba presentando parte de sus exámenes para obtener su doctorado en psicología. Uno de sus más admirados maestros, en su examen final sólo les hizo una pregunta: «¿Qué haría, cómo actuaría, el ser más espiritual si entra a una fiesta de amigos y familiares donde todos van vestidos de esmoquin y ataviados con finas prendas para la ocasión, mientras él entrara con pantalones vaqueros, una camiseta blanca y tenis» Las respuestas no se dejaron esperar con elocuentes argumentos sustentados con la gran academia de los próximos doctores en psicología. Respuestas tales corno: » … se retiraría haciendo gala de su prudencia … , se disculparía con el festejado … , se dirigiría a una esquina con reserva … , saludaría y se retiraría de inmediate sentiría un poco de pena pero luego de un rato se acostumbraría sin más … , procuraría pasar lo más desapercibido que las difíciles circunstancias le permitieran,  etc.». Al final de las más elocuentes respuestas de los futuros doctores, la eminencia que les daba clase les dijo «Todos están reprobados en esta prueba». Ante los ojos atónitos de la mayoría, un alumno se abalanzó sobre maestro inquiriendo la respuesta correcta por su franca necesidad de aprender. Se hizo un silencio en el aula y el maestro dijo: «La respuesta correcta es: Nada. No haría nada. Nunca se hubiera dado cuenta de la diferencia». Se despidió de sus alumnos y se marchó.

Mientras tú y yo llegamos algún día a ese grado de espiritualidad, te digo que el primer gran paso es percibir el cuidado de tu imagen como un juego de niños que ocasionalmente es útil jugarse mientras estemos en nuestra dimensión como humanos. Ya más adelante será otra cosa.

Mientras más avances en tu evolución espiritual te darás cuenta de que así como la imagen empieza a perder trascendencia y hallas más paz, así encontrarás que permitiendo que los demás vivan en paz, tú encuentras también la tuya. Es entonces el momento propicio para charlar contigo acerca de otro momento para pasar esa puerta y caminar donde hay más luz. Ha llegado el momento de pasar “Del Control y la Dominación, a la comprensión y la Tolerancia, tema de nuestro siguiente capítulo.